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Impacto psicológico de la crisis económica

Vanesa Fernández es profesora de Psicología en la Universidad Complutense de Madrid y psicóloga del Centro de Psiquiatría y Psicología Terapias Alcalá de Madrid

 

La crisis económica que durante los últimos años afecta a nuestro país no ha pasado desapercibida en el plano psicológico de sus ciudadanos. Sus efectos negativos en la emocionalidad y comportamiento de muchas personas han provocado en algunas ocasiones problemas psicológicos como los trastornos de ansiedad y los trastornos del estado de ánimo, como la depresión.

El motivo es que, como cualquier crisis, la crisis económica supone una fuerte dosis de incertidumbre que compromete en muchos casos, no sólo el bienestar de la persona que la está sufriendo, sino también en muchas otras ocasiones el de aquellos que más quiere, su familia.

El hecho de que dicho estado de incertidumbre pueda llegar a suponer también una “crisis emocional” depende de diferentes factores. Entre los más importantes cabe destacar la concurrencia con la crisis de otro acontecimiento vital estresante (p.ej. un divorcio, pérdida de un ser querido, problema de salud, un despido, etc.), las cargas que tiene la persona (p.ej. hijos, hipoteca, etc.), la fase del ciclo vital en el que se encuentra la persona afectada, el apoyo social y económico con el que cuenta, y muy especialmente, la capacidad de gestión emocional con la que cuenta el afectado para afrontar situaciones adversas como la crisis.

En aquellos casos en los que aparece uno o más de los factores anteriores en un periodo menor de 6 meses, aumenta la probabilidad de aparición de consecuencias negativas para el estado de salud psicológica de la persona. En tal caso, será frecuente que aparezca un abanico de emociones negativas tales como ansiedad, tristeza, indefensión, culpa e irritabilidad, entre otras. Estas emociones negativas pueden precipitar, mantener o dificultar la recuperación de ciertas alteraciones en la salud física como las cefaleas, el insomnio, los dolores musculares, los problemas digestivos y alteraciones en el sistema cardiovascular, como la hipertensión arterial esencia.

Es por ello que, para que la crisis económica no se convierta en una crisis vital, debemos mantener la calma y la de nuestros allegados, puesto que la calma se contagia tanto como el nerviosismo. Para ello, controlar tus pensamientos negativos como las catastrofizaciones, la magnificación de todo lo malo que puede ocurrir o la minimización de tus recursos de superación, será crucial para mantener un equilibrio emocional adecuado.

Puedes detectar estos pensamientos “no razonables” cuando sientes que te desbordan emocionalmente (generan emociones muy intensas) y se basan en suposiciones, por lo que son difícilmente contrastables con la realidad o refutables por otras personas. Deja de lado estas autoverbalizaciones, céntrate en el aquí y ahora, organiza un plan de acción (p.ej. ahorra, cómo gastar menos, etc.), trata de seguir unos hábitos saludables y rodéate de aquellas personas con las que te sientes bien; el buen apoyo social percibido es uno de los principales factores amortiguadores del estrés y de las emociones negativas en esta y muchas otras situaciones que las generan.

Consulta el reportaje completo Adiós al Estado de Bienestar 

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