Protagonistas

En busca de la papa más bonita

Adrián Mesa
Invierno 2019

“Tenemos en Tenerife la tradición depositada en la familia de los señores Bethencourt y Castro, de que las primeras papas nos las trajo del Perú don Juan Bautista de Castro, por el año de 1622; este señor las hizo sembrar en sus tierras de Icod El Alto, desde donde tan felizmente se ha difundido por todas las Canarias este alimento que sustenta en gran parte a sus moradores”.

Estas son las palabras con las que el escritor e historiador José de Viera y Clavijo documentó la primera plantación de papas bonitas en las Islas.

Este alimento, exportado desde la zona de los Andes, en Sudamérica, fue durante siglos el alimento básico de la población canaria y, a día de hoy, sigue formando parte de la gastronomía tinerfeña. La Unión Europea les otorgó el sello de Denominación de Origen Protegida (DOP) en 2012, siendo la producción de papas de Tenerife la primera en recibirlo.


Familias enteras han vivido de este tubérculo , siendo este un pilar fundamental para la dieta, por encima de cualquier monocultivo; a partir de la primera semilla plantada en el pueblo de Los Realejos, la papa bonita echó raíces en la tierra y la historia de la Isla, al menos, hasta los cambios económicos que trajo la globalización.


La competencia de las grandes empresas, dejó a los pequeños agricultores locales sin la posibilidad de vivir de su producción, produciéndose el abandono de la tierra y la desvinculación de las nuevas generaciones con ella. 

Vicente Anatolio Luis Domínguez, presidente de la Asociación de Cosecheros “La Papa Bonita” de Icod el Alto, cuenta que “mi padre antes vendía ciruelas en caja de 15 kilos, mientras se recorría los comercios de la zona. Yo me recorrí una vez las ventas del pueblo y no vendí ni un kilo. ¿Por qué? Por la influencia de las grandes superficies, que ha perjudicado a la agricultura local”.

 

¿Cuándo montaron la organización?

Llevamos 7 años ya. Empezamos en 2012, cuando decidimos montar una asociación para recuperar la semilla de la papa bonita, debido al problema de la polilla guatemalteca. Surgió en la típica situación: un bar, en el que discutes con un par de amigos, que si el gobierno no hace nada y demás; siempre la culpa la tienen los demás, pero nosotros tampoco hacíamos nada por lo nuestro. Entonces, decidimos que era momento de moverse.


En principio éramos 10, ahora somos 8; aunque parezca muy sencillo, esto lleva mucho trabajo. Nuestra idea original era la recuperación y promoción de la papa bonita y otros cultivos tradicionales, pero, ¿qué hacíamos con las papas que sobraban? Había que venderlas, así que nos convertimos en una SAT para poder comercializarla.

También financiamos la promoción, a través de gastromercados, y los costes de ir a las ferias de otras islas. Este año, incluso, íbamos a ir a Madrid Fusión, pero no teníamos cosecha para llevar; a veces la gente no se da cuenta de que esto cuesta dinero, e, igualmente, se beneficia todo el pueblo.


Esperamos que salga más gente joven que siga con esto, viviendo de ello y que, así, tengamos un buen relevo, sobre todo, necesitamos gente más preparada. Nosotros hemos aprendido muchas cosas, desde que formamos la Asociación, que antes desconocíamos. Nos ha servido, además, para deshacer mitos que creíamos ciertos.

 

¿Cómo han recuperado las semillas?

En un principio, teníamos, los que organizamos esto, la Ojo de Perdiz, la Azucena negra y la Blanca. Yo tenía, además, algunas semillas de Bonita Negra y, poco a poco, fuimos buscando a otros agricultores de las islas que también guardan semillas. 

Yo llevo sembrando papas toda la vida, pero dedicarte en exclusiva para aprender y mantener la papa es muy distinto. Y es lo que nos ha dado la asociación: más conocimiento del que teníamos y que se había perdido. El CCBAT es un centro de recuperación de semillas del Cabildo de Tenerife que nos ha ayudado mucho, sobre todo uno de sus técnicos: Domingo Ríos.

 


¿Cuántas variedades de papas bonitas existen?

En Perú hay hasta unas 4000 variedades. Aquí trajeron las que ahora se conservan desde esa época; dentro de Denominación de Origen, que nos concedieron hace 6 años, hay 29 variedades de papas bonitas. La que más tipos tiene es Tenerife y después La Palma, aunque también hay algunas semillas que estamos tratando de recuperar de Lanzarote y El Hierro.

Vicente Anatolio Luis Domínguez, Presidente de la Asociación de Cosecheros de la Papa Bonita de Icod del Alto. Fuente: Foto cedida
 


¿Cómo obtuvieron ese sello?


La Asociación de Papas Antiguas de Canarias fue la que solicitó, en 1995, la Denominación de Origen Protegida (DOP) ‘Papas Antiguas de Canarias’ y, cuando Bruselas la concedió en 2012, nos pasaron el relevo a nosotros para continuar con su promoción y desarrollo. Las Papas Bonitas pasaron a llamarse Papas Antiguas de Canarias porque no se podían englobar todas como “Bonitas” ya que existen varias Bonitas, varias Azucenas, varias Borrallas, varias Pelucas, etc.

De momento, nosotros somos los primeros productores-comercializadores de papas con la DOP. Para darse de alta en ella hay que seguir estrictamente su pliego de condiciones y que se puede encontrar en el ICCA (Instituto Canario de Calidad Agroalimentaria) o en nuestra asociación.

 

¿Qué importancia tuvo la papa bonita para el desarrollo del pueblo y de las Islas?


Y del mundo. La papa bonita ha matado mucha hambre alrededor del mundo, y, sobre todo, en Canarias. Por eso, la seguimos sembrando. Ocupaba la despensa de todas las familias; porque duran seis meses, al contrario que otras variedades que solo aguantan dos o tres, entonces muchos agricultores se guardaban lo suficiente para pasar el año y vendían el resto.

Así que, no solo servía como intercambio, por pescado o por higos en el sur, sino que era el sustento principal de las familias. Además, también servía para alimentar a los animales. Una cosecha de papas bonitas suministra tubérculos de todos los tamaños, por tanto, se podían clasificar según el uso que le dieras, e, incluso, tenía propiedades medicinales contra la enfermedad del escorbuto.

Hubo una época, incluso, en que la Inquisición estuvo tras ella porque decían que era pecaminosa, que conducía al pecado porque era afrodisíaca. A pesar de sus detractores, el grado de importancia en la sociedad canaria se nota al ver que, en toda comida familiar, siempre ves un plato de papas bonitas.

¿Qué cambió la globalización para los pequeños agricultores?

Supuso la introducción de otros tipos de papas, que han llevado a desechar la nuestra, ya que tienen una mayor productividad y menores costes. Al necesitar 3 meses para crecer, obtienes una cosecha mayor y más rápido, por tanto, se vende más barata.

Lo que supuso, a su vez, es un deterioro de nuestra cultura y, asimismo, de nuestra forma de cultivar. Pasamos de una papa de gran calidad a otra de menor, pero más fácil de obtener, debido a que los grandes se han empeñado en competir con cantidad.

Nosotros, sin embargo, debemos competir con calidad porque nuestros terrenos son más pequeños que los de esas empresas que recogen toneladas de papas; cuyo coste puede oscilar entre los 10 y 20 céntimos por kilo. Mientras que la bonita suele estar entre los 1,40 y 2 euros. Es mucho más costosa, pero, ahora se está reconociendo más por parte de esferas de la alta cocina.

La pena es que nos estamos quedando sin papas por la polilla guatemalteca. Antes estaba la polilla de siempre, la que sabíamos cómo eliminar; hasta 1999, cuando apareció la guatemalteca.  El Gobierno de Canarias no actuó a tiempo, creyendo que no iba a hacer tanto daño, pero se extendió.

El problema actual no es solo ese, sino que las Islas están en cuarentena, lo que impide la exportación de papas bonitas hacia fuera; la polilla llegó, incluso, a Galicia, donde hicieron un control más fuerte. Es muy insoportable el bicho ya que ni con veneno se puede matar.

La otra polilla, afectaba más a las papas, pero la guatemalteca va bajo tierra y se introduce en la papa cuando está tuberizando, es decir, cuando empiezan a nacer los tubérculos. Lo único que se puede hacer contra ella son las buenas prácticas agrícolas, sembrar las papas más hondo y recogerlas todas, ya que si dejas algo en la huerta la polilla se va alimentando de eso hasta que llega la nueva cosecha.

¿Y qué hicieron las instituciones?

En un principio, como te dije, el gobierno no se lo tomó en serio. El Cabildo de Tenerife es el que más implicado ha estado en este problema, haciendo pruebas con nuevos venenos y demás pero a nosotros lo que nos da resultado son las buenas prácticas.

También es verdad que nos engañan con los venenos, todos los años sale al mercado uno nuevo pero no sirven de nada. El Cabildo también desarrolló una feromona que atrapa al macho de la polilla, para dificultar su multiplicación; y el año pasado, junto con la Universidad de La Laguna, se estuvo haciendo un experimento con una muestra de insectos depredadores de polillas.

Por el muelle de Santa Cruz sigue entrando de todo, tanto alimentos como plagas; la polilla pudo haber entrado por ahí, por el aeropuerto o pudo ser introducida adrede. Yo ya no sé ni qué pensar. Y en referencia a la competencia con los productos de fuera, no veo suficiente control en las frutas y otros productos de la tierra.

Esta es una tierra bendita, donde se pueden obtener variedad de frutos, sobre todo los tropicales, por eso, durante siglos, fue un banco de pruebas de diferentes cultivos. Así, siempre predominaba el monocultivo y, a pesar de ello, la papa perduró, sobre todo en esta zona; Icod el Alto es un sitio en el que, a pesar de todo, la gente sigue sembrando su papa bonita.

¿El ayuntamiento de Los Realejos ayuda?

El local es del ayuntamiento. Una parte del local es cedida y otra está sujeta a un canon mensual que a veces se nos hace cuesta arriba, pero nos lo ha impuesto el ayuntamiento por constituirnos como una Sociedad de Transformación (SAT).

Piensan que estamos ganando un montón de dinero con la actividad y lo que hacemos es invertir en la Asociación para seguir promocionando el producto y ayudando al agricultor, facilitando su trabajo con maquinaria que hemos fabricado nosotros. No se dan cuenta de la labor que estamos haciendo, reinvirtiendo en el futuro de la papa y del municipio.

Hay ayuntamientos a los que no pertenecemos que nos han dado más ayuda que el de Los Realejos; las instituciones están más pendientes de otros sectores que del primario y todos los políticos deberían vigilarlo bien porque es, al fin y al cabo, el que te da la comida. 

También tratan de mejorar los cultivos…

Experimentamos con la polilla guatemalteca. Hemos probado con ozono para matarla en almacén. Una empresa de Güimar nos llamó para probarlo y nos ha dado cierto resultado, no solo mata a la polilla sino que permite a la papa conservarse mejor, aunque, aún seguimos haciendo pruebas.

¿Colaboran con el sector de la hostelería?

Los gastromercados los utilizamos para acercarles lo nuestro. Este año hemos hecho cuatro, junto con Juan Carlos Clemente e Isidoro Álvarez, cocineros de renombre. Además tenemos otros productores locales que nos suministran otros alimentos, como la miel, el queso, el vino. Nuestra intención es promocionar el producto local y el lugar de origen.

Así, a través de la cultura de la papa, buscamos una forma de promocionar el pueblo. Comercializamos papas antiguas en varios hoteles, en 3 grandes superficies y en varios restaurantes que comienzan a valorarla y ofrecerla como algo excepcional. Están muy contentos con nosotros porque le abastecemos con calidad.

¿Sus objetivos a largo plazo?

El objetivo principal es que los pequeños agricultores podamos vivir de la papa bonita, que esta se conserve y se siga promocionando. Mas a largo plazo, nuestra idea es, como estamos en el primer lugar donde se plantó, fundar una Casa de la Papa en Icod el Alto.

Hay en otros sitios, en Alemania, por ejemplo, hay un Museo de la Papa, donde, con las papas sobrantes, hacen bolsas, vasos, perfumes, cremas y licores. Esa seria una forma de darle salida, transformándola. Yo creo que la papa bonita tiene muchas posibilidades.

¿Cómo afrontarán el futuro?

Tenemos el sello de denominación de origen que ayuda bastante. Desde mi punto de vista, prefiero que quiten las subvenciones para competir todos al mismo nivel. Aunque yo también las recibo, pero para las otras variedades de papas hay una subvención de 30 céntimos por cada 100 mil kilos.

Lo que no tienen en cuenta es que conseguir tantos kilos de papas bonitas es más difícil, porque da menos cantidad que la otra. Lo bueno sería que lo equipararan, pero las subvenciones están hechas para las grandes fortunas.

 

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