Reportajes

La prensa en Canarias ante la falta de conciencia

Xavier Gomes y Adrián Mesa
Ilustración de portada: Rita Robaina
Invierno 2019

“Hace tiempo que ciertos titulares del Diario de Avisos van más allá del periodismo”, es la queja de la Asociación de Vecinos ‘Siete Cuarteles’ de Icod el Alto, situado en el municipio de Los Realejos. Hace referencia a una noticia del periódico titulada “Cualquier excusa es buena para que Coalición Canaria (CC) organice otra fiesta de la mortadela”. Desde la página de Facebook de la organización dejaban claro que, si se hubieran molestado en contrastar la información, habrían visto que estaban representados los distintos colores políticos en el acto.

En el año 2015, Lucas Fernández, presidente del Grupo Plató del Atlántico, compró Canavisa, entidad editora de Diario de Avisos, a Elías Bacallado, su anterior propietario. Vicente Pérez, redactor de política que trabajó durante 19 años en el decano de la prensa canaria, cuenta que hubo un cambio en la línea editorial del medio tras la operación realizada por Fernández. Antes de esta situación, el periodista afirma que, a pesar de trabajar en un medio que tenía buenas relaciones con CC, pudo llevar a cabo investigaciones sobre corrupción relacionadas a los nacionalistas, como la del “Caso Alcampo”, “Las Teresitas” o “el Valle de las Huertas”, y hablar sobre el papel de políticos importantes, sobre todo Miguel Zerolo, en dichos asuntos. “En ocasiones poder sacar una simple columna, era un lujo”, comenta Pérez, quien asegura que a pesar de ello, “hubo periodismo”.

Las buenas relaciones con Coalición se trastocaron bajo la nueva propiedad. En un primer momento, bajo la dirección de José David Santos, la línea del medio se volvió más crítica, pero dentro de unos cauces normales dentro de la profesión. El cambio radical vino unos meses después, cuando Santos fue sustituido por Carmelo Rivero, Premio Canarias de la Comunicación 2004, quien buscaba un periodismo de mayor impacto en la audiencia, con unos titulares más llamativos y que muchas veces eran cambiados, sin el consentimiento del redactor, al pasarlos del papel a la web. “Al hacerlos más llamativos, a mi me daban ganas de que mi firma no apareciera en esas noticias”, expresa Pérez. 

Los lectores pueden ver que en la sección llamada ‘Alto Voltaje’ hay un alto grado de tensión contra los citados políticos❞

La evolución en el enfoque afectó de sobremanera a la información política, sobre todo, la referida a la CC representada por Fernando Clavijo, Carlos Alonso y Alberto Díaz, principales representantes del partido durante esos años. Según Vicente, se les puso en el punto de mira. “Los lectores pueden ver que en la sección llamada ‘Alto Voltaje’ hay un alto grado de tensión contra los citados políticos”, agrega Pérez. Cuando la realidad no era tan mala para ellos, el redactor debía maquillarla para acrecentar el impacto negativo de la noticia, algo a lo que no estaba dispuesto. “No quiero que se entienda que no quería criticar a Coalición, si no, no hubiera estado 18 años trabajando en el periódico”, añade. 

Continuos fueron los intentos por parte de la dirección y la propiedad de que la línea editorial fluyera por la firma personal de Vicente, es decir, le presionaban para que firmara noticias que no quería rubricar. Habla de entrevistas en las que no le daban margen para hacer sus preguntas y de informaciones en las que el director, Carmelo Rivero, trataba de que se reflejaran sus opiniones. La dirección y la propiedad de Diario de Avisos no han querido dar sus valoraciones al respecto ni concertar una entrevista con  360.

La firma. Aval de la verdad

Héctor Fajardo, representante sindical de los profesionales de la comunicación en UGT, explica que la crisis económica afectó duramente a los medios de comunicación, haciendo que las redacciones pasaran de estar muy pobladas a casi desérticas: “Esto no se ha hecho por el mero interés de reducir gastos, sino que atiende al interés de controlar la información que se publica”, detalla el delegado gremial. 

“Ahora las instituciones públicas y privadas pueden colar sus notas fácilmente en la prensa”, añade Fajardo. El sindicalista entiende que quienes quedan en las redacciones tienen una pesada carga de trabajo y no pueden elaborar cada día un periódico lleno de piezas propias, por lo que acaban llenando páginas enteras de propaganda política y publicidad de grandes empresas. 

El representante de UGT explica que “los periodistas tienen el derecho de no firmar con su nombre las noticias si no están conformes con la información que se emite o con la forma en la que se ha obtenido”. Comprende que al periodista se le asigne la labor de insertar en las páginas del periódico contenido elaborado por empresas o instituciones públicas, pero puede negarse a que su nombre aparezca en él; sobre todo si la pieza informativa no cumple los principios fundamentales de la profesión: ser una publicación veraz, objetiva y contrastada. 

Aunque, en teoría, el trabajador también puede negarse a realizar la información porque está avalado por la Cláusula de Conciencia. Gerardo Pérez, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de La Laguna (ULL), explica que no solo es un derecho reconocido en la Constitución, sino que se desarrolla en una Ley Orgánica. “A parte de permitir al periodista no seguir la línea de su medio, también le protege si quisiera abandonarlo”, añade. 

Pérez insiste en que el periodismo es una profesión con “vacíos legales importantes, sin mencionar la Cláusula de Conciencia y el Secreto Profesional”. Para cubrir algunos de esos vacíos, Vicente Pérez consideró la creación de un consejo de redacción en Diario de Avisos, una figura que propuso en asamblea con sus compañeros, y que “pudiera canalizar problemas como el mío cuando se agraven. Pero no se llegó a nada”.

No se respetan las cláusulas

El veterano periodista explica que el suyo no es un conflicto aislado, sino que son muchos los profesionales que han sufrido presiones alguna vez, además de que en los medios regionales se incrementan los casos: “Esto afecta a cada uno de manera distinta, yo no pude aguantar debido a mis problemas de conciencia, pero entiendo que haya gente que sí pueda”. Insiste, además, en no crucificar a los trabajadores, pues no todos se pueden permitir enfrentarse a la dirección. 

Lo que marca un antes y un después en mi etapa con Diario de Avisos no son sus afinidades políticas ni su línea editorial, sino que me dijeran que no puedo dejar de firmar❞

Vicente Pérez confrontó la situación, pero, tras un período de continuas tensiones diarias con Lucas Fernández y Carmelo Rivero, llegó a un punto que no podía traspasar cuando le trasladaron la instrucción de no dejar de rubricar ninguna noticia más. “No hubo ningún tipo de amenaza expresa si no lo hacía”, puntualiza Pérez. Sin embargo, no dudó en dirigirse a la justicia para reclamar sus derechos e interponer una denuncia contra ambos por la vulneración de la Cláusula de Conciencia, aparte de otras cuestiones laborales. “Lo que marca un antes y un después en mi etapa con Diario de Avisos no son sus afinidades políticas ni su línea editorial, sino que me dijeran que no puedo dejar de firmar”, explica. 

Héctor Fajardo entiende que esto es un síntoma de la lucha de clases: “hay un intento de control de la información por parte de las clases dominantes”. Esto hace que, según el delegado gremial, se trate de manipular a los periodistas y que sirvan como meros instrumentos de difusión de la propaganda. Debido a la afinidad de Vicente con los sindicatos, la Unión de Profesionales de la Comunicación de Canarias (UPCC) le ofreció asesoramiento durante el proceso. El ex secretario general, Txema Santana, afirma que este es el primer caso a nivel autonómico que ha sido denunciado de forma explícita. Se han conocido otros como el de Malole Rodríguez, periodista de Televisión Canaria, que denunció la manipulación en una pieza informativa referente a una iniciativa del Gobierno de Canarias sobre videojuegos, los E-Sports, pero no pasó del juicio de la opinión pública.

El caso de Vicente Pérez no llegó a los tribunales debido a un acercamiento tardío por parte de la dirección y la propiedad dos días antes del juicio. “Se pusieron en contacto conmigo ocho meses después de registrar la demanda y llegamos a un acuerdo; a nadie le gusta llegar a un punto tan crítico”, razona el periodista. El coste personal y familiar no es lo único que preocupaba a Vicente, también pensaba en la percepción de que el trabajador que reivindica sus derechos es un revolucionario, idea común entre los principales medios regionales.

Al final, Pérez dejó Diario de Avisos pensando en un posible fin de su etapa como periodista, pero la devoción por esta profesión aún no se le ha escapado del todo y continúa su labor con un medio propio: Planeta Canario. Durante la entrevista expresaba su deseo de crear un medio de comunicación sin color político. Y concluye “Creo que cometieron un error muy grande conmigo, pero no guardo rencor”.

Los que se quedan

No obstante, aún quedan profesionales en los medios canarios que soportan presiones, cambios de titulares y control de contenidos por parte de empresas o de instituciones a través de reportajes de pago y publicidad institucional. Todo ello, bajo una precariedad laboral que los mantiene anclados en la redacción y alejados de la calle y el ciudadano; los factores mencionados desembocan en un fenómeno presente en todos los medios de comunicación: la autocensura.

Txema Santana explica que esta tendencia se relaciona con “una crisis de conciencia de los periodistas” y asegura que la ha conocido y practicado debido al desgaste personal que padecen todos los trabajadores. Santana atestigua que se trata de no querer indagar más allá de lo que sabes que tu medio te va a dejar publicar o, directamente, asumir que hay material que no será publicado. Si se asumen estas opciones, es porque “ya ha habido censura; no puede existir una sin la otra”, sostiene.

En referencia a la autocensura, Carlos Sosa, director del diario digital Canarias Ahora, confirma que nunca tuvieron miedo de contar lo que creían oportuno. Este medio comenzó su andadura en el año 2000, manteniendo una línea crítica con los poderes del archipiélago, con los que se vio envuelto en distintos conflictos que hicieron peligrar su futuro.

Cómo Internet lo cambió todo

José Luis González, profesor de periodismo en la Universidad Miguel Hernández de Elche, es optimista y destaca que “estamos en un momento de transformación de la industria periodística de España en el que se está encontrando el modelo necesario para lograr esa ansiada independencia”. Y es que el auge de Internet y las redes sociales ha abierto una alternativa para aquellos que aspiran a recuperar la credibilidad de la profesión. Según Carlos Sosa, las grandes corporaciones mediáticas perdieron su monopolio al democratizarse la información con el auge exponencial de Internet y sus nuevas herramientas de comunicación: “principalmente gracias a las redes, pero también a la capacidad de cada uno de poder tener un blog o de pequeñas empresas como nosotros, que pudimos crear un medio digital”.

Muchos de los periodistas que huyeron de la tinta y llegaron al teclado encontraron ciertos inconvenientes a la hora de financiar su proyecto. “Cuando creamos Canarias Ahora, contábamos con un equipo de accionistas con intereses distintos al de la comunicación, sobre los que trataron de influir muchos políticos”, indica Sosa. Concretamente, señala a los políticos, José Carlos Mauricio y José Manuel Soria. El periodista asegura que estos amenazaron a Salcai, actualmente llamada Global SU, empresa encargada del transporte interurbano de Gran Canaria y accionista del periódico en ese momento, con no otorgarles una subvención de seis millones de euros anuales si no cerraban la web. Este dinero les pertenecía legalmente debido a un acuerdo vinculado con el Programa de Transporte. 

“Salcai acabó vendiendo el periódico por un euro”, afirma el director del medio. Desde entonces, el grupo de comunicación está dirigido por periodistas, lo que hizo que las presiones directas desaparecieran. “Los políticos y empresarios saben que eso no sirve de nada con nosotros. Si nos intentan sobornar, lo hacemos público y les dejamos en evidencia”, declara Sosa. No obstante, indica que en ciertas ocasiones las empresas que han colaborado con el medio dejan de financiarles sin motivo aparente. El director intuye que “los que están interesados en atacarnos convencen a nuestros publicitantes de que no trabajen con nosotros”.

Mientras tanto, fuera de las islas

Los medios de comunicación jugaron un papel fundamental en el conflicto por la independencia de la Comunidad Autónoma de Cataluña. Muchos se han postulado a favor o en contra de la cruzada catalana, ya sea por intereses económicos o ideológicos. En un clima caldeado, con tensiones provocadas por el gobierno central, el autonómico y los propios diarios, muchos periodistas sufrieron agresiones físicas y verbales en el ejercicio de su profesión. 

Desde Reporteros Sin Fronteras (RSF), organización no gubernamental defensora de la libertad de prensa en todo el mundo, no tienen tapujos a la hora de señalar a los culpables de dicha situación de hostilidad contra los profesionales de la comunicación. En su informe, La prensa, víctima colateral del conflicto catalán, denuncian que “un gran número de periodistas de medios de comunicación no independentistas padecieron violentas agresiones en las redes sociales, en ocasiones incitadas por las palabras de los responsables de prensa del gobierno catalán”.

Por otro lado, la ONG asegura que “algunos reporteros fueron atacados físicamente mientras cubrían los acontecimientos relacionados con el referéndum y otros fueron intimidados por las fuerzas del orden”. Esto indica que las presiones a periodistas venían de ambos bandos. A esto añade que, en ciertas ocasiones, los manifestantes impidieron a reporteros de diversos medios cubrir las protestas a favor y en contra de la independencia.

Diseño realizado por elviejotopo.com

Para RSF, esta situación, ligada a la detención en territorio español, por parte de la Interpol, de los periodistas turcos Hamza Yalçin y Dogan Akhanli, y que aún no se derogue la Ley ‘Mordaza’, hacen que España descienda en su clasificación mundial de libertad de prensa hasta el puesto 31 en el momento que se realizó este reportaje. Actualmente es el vigésimo noveno.

A este contexto hay que sumarle un nuevo componente que debilita la acción de los medios de comunicación. La irrupción de VOX es el resultado de una situación de descontento por parte de la población ante las consecuencias de la crisis y la globalización. Dicho partido procede de una corriente ideológica ultraconservadora consolidada en Estados Unidos, aprovechando los problemas ‘glocales’ que afectan a Occidente para alcanzar el poder mediante un discurso populista y una actitud agresiva contra cualquier periodista que no los respalde.

¡Extra, extra! El mundo se ha vuelto loco

12; fue la cifra de escaños que consiguió VOX España en las elecciones andaluzas de diciembre de 2018. Este resultado apuntaló su irrupción, temida por varios sectores políticos y sociales, en las instituciones españolas, y se consagró en los siguientes comicios municipales, autonómicos y nacionales. Marine Le Pen, líder francesa del ultraderechista Frente Nacional, felicitó en su cuenta de Twitter a la formación liderada por Santiago Abascal tras los resultados obtenidos en Andalucía. 

Ambos partidos comparten un discurso semejante en cuanto a la inmigración y el uso de un nacionalismo excluyente para su propio beneficio electoral. En el caso de Vox, el foco de todos los ataques en las elecciones andaluzas fue el ataque al independentismo catalán, utilizado para crear un movimiento de exaltación de la patria española; una máquina de producir votos utilizada también por el Partido Popular y Ciudadanos. 

Los argumentos de Santiago Abascal beben directamente de otros populismos ultraconservadores y neonazis afianzados en las instituciones de los vecinos europeos; desde la mencionada Le Pen, hasta Mateo Salvini de la Liga Norte italiana, pasando por Viktor Orbán de la Unión Cívica Húngara y Geert Wilders en Holanda, junto a sus homónimos Donald Trump en EE.UU. y Jair Bolsonaro en Brasil. Estos antipolíticos hacen temblar los cimientos sobre los que se construyó la Unión Europea y el sistema democrático liberalJosé Luis González, profesor de periodismo de la Universidad Miguel Hernández de Elche, los califica como ‘neofascistas’. 

Cuando las mentiras son más poderosas que la verdad; las fake news 

No existen fuentes que corroboren el origen de las fake news, lo que da a intuir que existen desde que el ser humano tiene uso de la palabra. Miembros del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, sus siglas en inglés) detallan en su informe The spread of true and false news online que el motivo de que este fenómeno sea tan viral está en la rápida difusión de contenidos a través de la red. En Internet se gana dinero en base al tráfico (difusión) que reciba la información, sin importar si es verídica o no.

La democratización de la información que comenta Carlos Sosa también tiene sus inconvenientes: no todos los usuarios de la red tienen un compromiso ético con la información, como se presupone que deben tener todos los profesionales de la comunicación. Por ello, el informe esclarece que gran parte de las noticias falsas son ideas que apelan a las emociones, provocan mayor sorpresa y buscan el click rápido del usuario. 

El documento analiza un total de 126.000 comentarios difundidos en Twitter entre los años 2006 y 2017 y sentencia que los temas más propensos para crear bulos son la política interna y el terrorismo. Situaciones inesperadas, como un atentado, son momentos de máxima difusión. El contenido falso fluye con rapidez mientras los medios de comunicación no disponen de tiempo para contrastarlo o no se molestan en hacerlo, llegando a copar las portadas de las cabeceras digitales.

Gran parte de las noticias falsas son ideas que apelan a las emociones, provocan mayor sorpresa y buscan el click rápido del usuario❞

Fue el caso de La Razón y Antena 3, quienes el 15 de noviembre de 2015 se hicieron eco de un montaje fotográfico. En él, señalaban al periodista de origen canadiense Veerender Jubbal como uno de los terroristas islámicos que atentó el día anterior en la sala Bataclán de París. El propio profesional tuvo que aclarar en redes sociales que se trataba de una construcción irreal. 

Muchas de esas noticias pueden tener un objetivo más allá que el económico, y es el ideológico. Marcos García Rey, periodista de El Confidencial, explica que dicho fenómeno no es algo nuevo y detalla que “los gobiernos y los partidos políticos siempre han utilizado las mentiras, lo que es nuevo es el alcance de las mismas”.

Siguiendo el ejemplo de los atentados terroristas, son incontables los comentarios e ideas que fluyen por la red con un contenido islamófobo, calando en el subconsciente de la población, que los acepta y dan su confianza y su voto a quiénes transmiten ese mismo mensaje de odio. Según el informe elaborado por el MIT, las ‘fake news’ de carácter político llegan a 20.000 personas, mientras las noticias veraces tardan el triple de tiempo en alcanzar las 10.000.

Los gobiernos y los partidos políticos siempre han utilizado las mentiras, lo que es nuevo es el alcance de las mismas

Actualmente, España puede verse afectada por este fenómeno gracias a los partidos más conservadores. Por ejemplo, VOX difunde fake news acerca de la inmigración, poniendo a los ciudadanos en contra de la llegada de refugiados e inmigrantes de Oriente Medio y África. Así, reiteran su discurso contra los menores extranjeros no acompañados, a los que culpan de la inseguridad y violencia en las ciudades.

Para José Luis González, el problema de las fake news es una cuestión de educación, “es importante enseñar a la ciudadanía sobre el consumo de medios desde la infancia”. Desde su perspectiva, “el sistema neoliberal educa estúpidos para que voten a estúpidos”. La nueva corriente ultraconservadora lleva a cabo una estrategia de desgaste de los medios, mientras crea una realidad paralela basada en sus mentiras y añade: “su sentido de la democracia es nulo”.

Esta representación gráfica muestra un supuesto basado en los resultados obtenidos a través del informe elaborado por el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Dos tweets ficticios referentes a temas de política tienen un alcance bastante diferente si se trata de una fake news o de una noticia real, puesto que la primera tiene un 70% más de probabilidades de ser difundida que la segunda, según apuntan los expertos del MIT.

Alternativa para Alemania (AFD) se hizo con el voto del 12,9% del electorado bávaro en las elecciones parlamentarias del 21 de octubre de 2018, y esto llama la atención debido a su pasado con el nazismo. Por primera vez en 70 años un partido que apela al nacionalismo exacerbado y a la xenofobia conseguía presencia institucional en el país. Miguel Ángel García, antiguo corresponsal de TVE en Alemania, cuenta cómo sigue habiendo un “peso fuerte de la historia y de la memoria en su sociedad y se persiguen delitos de apología al nazismo”, y señala la irresponsabilidad de algunos medios en el crecimiento del populismo de ultraderecha.

El periodista de TVE explica que AFD apareció hace siete años y aprovechó la crisis financiera de 2008 para obtener presencia en los medios de comunicación nacionales mediante un discurso antieuropeísta. Al principio, “muchos periódicos serios como el Handelsblatt, el diario del lobby empresarial, fueron fundamentales en su legitimación como partido a tener en cuenta”, explica el corresponsal. Incluso medios con tendencias progresistas siguieron la corriente del euroescepticismo por un tiempo. La prensa no se planteó si era correcto darles visibilidad o no, hasta que, debido a la cada vez más creciente radicalidad del partido, esos mismos medios fueron el objetivo de sus discursos de odio.

¡Cuidado! Periodistas en peligro

Marcos García Rey, periodista de investigación del periódico digital El Confidencial, explica que, cuando se tratan asuntos que afectan al funcionamiento del sistema, es normal sufrir presiones de instituciones, gobiernos y multinacionales. En concreto, García habla de una investigación llamada Venezuela Leaks; “una de las más duras que he tenido en mi vida”, añade. Aunque tenía el respaldo del director y del medio, afirma que recibió enormes presiones por parte de los afectados por la información debido a que la desarrolló solo. “Te sientes vulnerable porque esta gente investiga tu vida, te chantajean, te amenazan…”, describe.

El panorama para este periodista se torna de otro color cuando trabaja para el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ por sus siglas en inglés), una red internacional de profesionales creada en 1997. En él trabajan 200 medios, incluido El Confidencial La Sexta por parte de España, y  es conocido por desvelar el famoso caso de Los Papeles de Panamá. García forma parte del Consorcio desde 2010 y realiza diferentes labores dentro de él, aunque declara que no se encuentra dentro del “núcleo duro” en estos momentos.

Cualquier capacidad de coaccionar del gobierno o empresa afectada resulta mínima frente a una organización de semejante envergadura. Marcos lo detalla con un ejemplo: “Si sacas una información a nivel nacional que afecte al Ibex 35, dicha empresa compra tu periódico y la noticia no sale. Eso no vale con el Consorcio, porque se publica en otro país y el resto de medios se hacen eco de ello de todas formas”.

José Luis González comenta que ante el control institucional, está surgiendo un periodismo más crítico con el poder a través de los medios alternativos y de proyectos como el ICIJ. Asimismo, Marcos agrega que también “hemos generado una metodología de trabajo más rigurosa, lo que tiene un lado bueno, pero puede implicar más riesgo para el sector”.

Para Marcos García, los últimos asesinatos a periodistas son síntomas de que el poder entiende que la profesión se está volviendo menos controlable

Para García, los últimos asesinatos de periodistas, como el de Daphne Caruana, con un coche bomba en 2017 en Malta, o el de Jamal Khassogi en 2018 en Turquía, cuya investigación pone en el punto de mira a la casa real saudí, son síntomas de que el poder entiende que la profesión se está volviendo menos controlable. “Los poderes europeos se están viendo desbordados por un nuevo periodismo de investigación que traspasa unos límites que antes estaban implícitos, y se acentúa aún más cuando las investigaciones son globales”, apunta Marcos García. Por tanto, en su opinión, cuanto más se aleje el periodismo de la agenda mediática que trata de imponer el poder, habrá más casos de agresiones o asesinatos de profesionales.

Aun así, García cree que Europa aún se encuentra en una “buena situación cuando la comparamos con la de México, por ejemplo”. Un ‘narcoestado’ en el que muchos poderes de instituciones, como cuenta José Luis, han perdido el control o, directamente, están condicionados por el tráfico de drogas. Reporteros Sin Fronteras clasifica a México, junto a Siria, como los países más peligrosos para ejercer el periodismo. 

AFP PHOTO RONALDO SCHEMIDT

La nación centroamericana se encuentra en el puesto 147 de la Clasificación Mundial de la Libertad de Prensa debido a la constante intimidación y violencia que sufre el sector a la hora de realizar investigaciones sobre los cárteles o la corrupción de los organismos del Estado. En 2018 han asesinado a siete profesionales de la comunicación y dos informadores en redes sociales en México sin que las instituciones busquen culpables.

En referencia al ejercicio del periodismo bajo la protección de las autoridades, Susanna Flood, directora del Programa de Medios de Amnistía Internacional, manifestó en el informe La libertad de expresión implica poder comunicarnos y expresarnos libremente: “El periodismo no es un delito. Los profesionales de la comunicación son los ojos y los oídos de la sociedad. Los gobiernos tienen el deber de garantizar que puedan informar sobre cuestiones de derechos humanos sin temor a ser atacados o asesinados mientras realizan su legítima labor. Ya es hora de que los Estados se tomen sus deberes en serio”.

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