Publicidad, estereotipos y prostitución
Javier Gomes
Primavera 2018
Al otro lado de la información, los medios ofrecen una constante dosis de publicidad, donde el machismo y la cosificación de la mujer y los estereotipos clásicos que la denigran y la menosprecian son habituales.
Por ello, el décimo apartado de la Ley Orgánica contra la Violencia de Género de 2004 es dedicado a la publicidad ilícita: “de acuerdo con lo establecido en la Ley 34/1988, de 11 de noviembre, General de Publicidad, se considerará ilícita la publicidad que utilice la imagen de la mujer con carácter vejatorio o discriminatorio”.
Una labor de investigación realizada por Mariam Navarro Beltrá y Marta Martín Llaguno expresa que aunque el objetivo de dicha Ley sea el de regular y penalizar la discriminación por géneros en la comunicación comercial, “los resultados muestran que no se producen grandes diferencias en el grado de sexismo mostrado en los spots an- tes y después de la creación de la ley considerada”.
La periodista Ana Requena indica que, pese al amplio espectro de anuncios donde se evidencian los estereotipos impuestos y la discriminación sexista, lo importante es que no está siendo una representación de la sociedad actual. Cada vez más gente se queja de este tipo de publicidad y esto ha provocado que muchas empresas cambien el chip.
Requena resalta que se siguen dando una serie de elementos: “lo que se entiende por ser femenina es cuidar la imagen y adaptarla a una serie de cánones y de estereotipos”. Añade que de esto se alimentan las empresas para fabricar productos acordes a las necesidades de este tipo de imposiciones sociales.
La cosificación de la mujer en la publicidad alcanza su mayor grado en los anuncios de prostitución. Y es que según el texto que promulgó el Partido Socialista para atacar esta lacra, “cerca de cuatro millones de mujeres y niñas son compra- das y vendidas al año en el mundo con objeto de ser utilizadas y explotadas sexualmente”.
La propuesta cita un estudio realizado por la revista Capital, donde estiman que el 60% de los anuncios clasificados en 2010 son de prostitución, reportando a la prensa nacional alrededor de 40 millones de euros anuales.
Los anuncios de prostitución han marcado el protagonismo de numerosas páginas en los me- dios a lo largo de los años. Pese a que el artículo 3 de la Ley General de Publicidad de 2010 establece como ilícita la publicidad “que atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores y derechos reconocidos en la Constitución”, los periódicos han seguido publicando notas donde se agrede contra la honorabilidad de la mujer.
Otras legislaciones como la Ley de Igualdad o la de Violencia de Género también guardan un apartado para luchar contra los anuncios de prostitución.
Ese mismo año, el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero presentó una propuesta en el Parlamento que instaba “a fomentar la autorregulación dentro de la prensa escrita encaminada a eliminar la publicidad de mujeres prostitutas”, lo que conllevaba a que las Administraciones Públicas se hicieran cargo de las medidas oportunas para abolir totalmente los anuncios de determinada índole.
Es cierto que ya son muchos los diarios que han abolido este tipo de publicidad, pero cabe la duda de si lo han realizado por motivos mera- mente éticos o porque el negocio que les otorgó millones de euros ya había alcanzado una mejor vida.
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