Soy orientadora educativa
Begoña Domínguez
Psicóloga y Orientadora educativa
Primavera 2019
Soy Orientadora educativa desde hace 15 años. La labor de la orientación educativa en Canarias abarca varios ámbitos de trabajo, nuestra función se centra especialmente en la atención a la diversidad y las necesidades específicas de apoyo educativo (NEAE), la atención a las familias y el profesorado en cuanto al asesoramiento en la respuesta educativa del alumnado y organización de dicha respuesta.
El trabajo como orientadora es muy dinámico porque, además de una participación activa en la vida la vida del centro, se desarrollan coordinaciones con Organismos e Instituciones del entorno. Es decir, Ayuntamientos, Cabildos, Unidades de prevención de Violencia de Género, Policía Local, Servicios Sociales, Inspección Educativa etc.
A veces, nos encontramos con situaciones personales de nuestros alumnos /as complicadas, que suponen ejercer la labor con entereza, objetividad y coherencia.
Trabajar con alumnado con necesidades educativas especiales derivadas de discapacidad de diversa índole supone trabajar con el profesorado, familia e instituciones externas para que ese alumno/a ejerza el derecho a la educación con las máximas garantías de calidad y haciendo eco de una escuela inclusiva.
Este trabajo tiene un alto componente afectivo que cabe mencionar y no quiero pasar por alto. Cuando entra en el centro educativo un alumno/a con limitaciones para el acceso al currículo supone, al menos para mí, una labor difícil.
Esta va desde la negación más absoluta de las familias y del propio alumno/a a aprender a convivir con sus limitaciones y es ahí cuando entra en juego el papel del orientador /a del centro.
Desde mi humilde modo de ver la profesión, es necesario hacer que el conjunto de la comunidad educativa tome conciencia de que las dificultades físicas o psíquicas que pueda tener nuestro alumnado, son eso, dificultades que en muchas ocasiones ocultan otras habilidades que tienen estos chicos y chicas y que ellos mismos no saben que tienen.
Nuestra labor es, por lo tanto, hacer de sus limitaciones una fortaleza para salir adelante desarrollando esas otras cualidades que todos/as tienen. Para ellos es necesario el apoyo, el trabajo y la motivación extrínseca de todo el profesorado que participa de su proceso educativo, así como del apoyo familiar.
La orientación educativa me ha enseñado que todos los días aprendemos algo nuevo que me enriquece como persona y como profesional. Soy de las que piensa y sostiene que para intentar ser una buena profesional, tienes que partir de intentar dar lo mejor como persona, como ser humano. El objetivo final y esencial es por lo tanto, formar al alumnado partiendo de sus fortalezas y no limitaciones y contribuir a su establidad afectiva, personal y académica.
Es decir a su desarrollo integral, sentado las bases de los futuros adultos que serán miembros activos de la sociedad. La educación es la mejor expresión de la persona en su relación con el mundo y contribuir desde el trabajo orientador a esa expresión supone llevar de la mano la
magia del educador y la del alumno para poder extraer la mejor versión de unos y otros y darlas a conocer a la sociedad.