Barrio a la venta

Por: Víctor Marrero

*Texto publicado en 2019*

 

Un día más. La prensa local de Las Palmas abre nuevamente su edición con la noticia de una  nueva promoción de viviendas, otra vez en Guanarteme. Da igual cuando leas esto, porque la regularidad con la que sucede es cada vez más frecuente, especialmente en el último año.

La velocidad a la que las grúas, las piquetas, el cemento y los obreros se adueñan de este simbólico barrio junto a la playa, es ya imperceptible. Están por todas partes. Hubo un tiempo en este país, hará como una década, en el que parecía que habíamos aprendido las consecuencias de una burbuja inmobiliaria y que el progreso no está ligado al número de rascacielos que consigamos construir. Falsa utopía.

El ladrillo es lo que está volviendo a tirar. Lo que está pasando en Guanarteme lleva tiempo pasando en otros puntos de España. En Lavapiés, en El Raval, en Benimaclet… Lenta y silenciosamente, comienza el mismo proceso en todos ellos: un día, empiezas a darte cuenta que hay vecinos de toda la vida que están haciendo la maleta y mudándose a otro barrio, a
la periferia. La razón es que los alquileres, y el valor del suelo, están comenzando a subir como la pólvora.

Otro día, percibes que donde antes había un solar abandonado, aquel que siempre te hubiese gustado que fuese un parque o una plaza donde el barrio se encontrase, es ahora un edificio de 10 plantas y 140 viviendas de lujo. Y al siguiente, que donde Paqui tenía su popular pescadería, ahora hay un Starbucks; donde Antonio llevaba sirviendo menús 50 años, ahora se levanta un acaparador McDonald’s.

Y por último, ves que lo que tu barrio fue, hoy es un escaparate gigante para turistas y gente rica. El germen del barrio ha muerto. La gentrificación lo ha matado. El paraíso que forma la playa, el mar, la brisa, que los vecinos tan encantados están de compartir con sus visitantes, ha sido ocupado por intrusos. Guanarteme no es rentable en manos de sus vecinos, por eso está en venta.