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JOSÉ NARANJO: «África es un concepto que se nos escapa

José Naranjo durante la elaboración de un reportaje sobre manuscritos en Mauritania /

Por: Natalia González/ Fotografía de Alfredo Cáliz

    gestion@360periodismo.com 

Marruecos, Mauritania, Gambia, Argelia o Senegal son algunos de los países que José Naranjo, periodista de Gran Canaria, ha recorrido desde 1999, año en el que pisó por primera vez el continente africano con el fin de poner nombre y apellido a sus historias. En la actualidad trabaja como freelance y colabora con medios nacionales como El País, Cadena Ser y Mundo Negro, entre otros. En 2016 fue galardonado con el Premio Canarias Comunicación concedido por el gobierno autonómico. Además, es autor de los libros Cayucos (2006) y Los invisibles de Kolda. El canario ha dedicado gran parte de su trayectoria a estudiar el fenómeno de la inmigración, siguiendo los caminos que los migrantes recorren con el fin de llegar al origen de estos flujos y conocer los ambientes de los países de tránsito.

 

 

¿Cómo valora el tratamiento informativo que dan los medios españoles a las noticias africanas?

Para la comunicación en España, África es el último rincón. En España interesa mucho más lo que sucede en Europa, dado que pertenecemos a la Unión Europea, lo que pasa en América Latina, por los vínculos históricos y políticos, o lo que ocurre en Estados Unidos, por ser la primera potencia mundial y por el impacto que tiene en el resto del mundo. ¿En qué lugar queda África? Es el lugar donde menos presencia de medios españoles hay y de donde menos noticias se publican junto con Oceanía. Pero, dicho esto, también creo que se está produciendo un cambio de tendencia. Hace 25 años la presencia de África en los medios era mucho menor. Había periodistas que se interesaban por un tema concreto, iban y volvían. Ahora no somos muchos, pero algunos residimos ahí o tenemos una presencia más estable.

Hay muchas ventanas que se han abierto, es el caso de medios o páginas independientes como Afribuku, entre otros. Además, están en español, una novedad absoluta de los últimos 5 años. O la experiencia de GuinGuinbali, que fue uno de los primeros. También contribuyen los medios generalistas, con África no es un País, Planeta Futuro, etc. Cada vez dan más espacio. Decir que no hay información sobre África es injusto para mucha gente que está trabajando en ello. 

Pero todavía se mantienen tics del pasado que tienen que ver con un desconocimiento de los contextos. Por ejemplo, para entender los motines militares de Costa de Marfil hay que entender quiénes forman las fuerzas armadas. Esto nos lleva a la guerra y a las elecciones de 2010. A su vez, esto nos remite al golpe de estado y a la Presidencia de Gbagbo en 2002. Para entender lo que pasa, hay que entender la historia. En varios países hay que entender las divisiones étnicas, los recursos que están en juego o cuáles son los intereses. Más que paternalismo hay desconocimiento. Esto provoca que las informaciones tengan enfoques más basados en lugares comunes que en la realidad.

 

La inmigración es uno de los temas principales que abordan los medios españoles en referencia a África. Sin embargo, se presenta como algo negativo. Según un artículo del profesor Mbuyi Kabunda, el 75% de los movimientos migratorios se producen dentro del propio continente. ¿Por qué los medios resaltan ese porcentaje minoritario que llega aquí? ¿Por proximidad o por intereses políticos?

Un poco de todo. En el fenómeno migratorio siempre ha habido un desenfoque muy grande que tiene que ver con su utilización política. Los movimientos de extrema derecha en países como EEUU, Francia o Alemania, tienen en el centro de sus discursos lo que llaman el ‘problema de la inmigración’. Se agita la bandera del miedo haciéndonos creer en tópicos. No es un discurso solo de los medios, sino de toda la superestructura, de la clase política que dibuja un perfil de los inmigrantes absolutamente desenfocado. En realidad, es gente joven que expone su vida para intentar llegar, encontrar un trabajo o enviar dinero, como nosotros hicimos en el pasado y no tan pasado, con todos los jóvenes que tienen que salir del país a buscar trabajo. Lo tenemos tan cerca y no nos damos cuenta de que es lo mismo. Efectivamente, en África la mayoría de movimientos migratorios se producen dentro del continente, pero hay que insistir, seguir contándolo. Hay que superar el tema de las cifras y poner nombre, apellido y rostro a toda esa gente. Es una manera de que la gente empatice. Hay que ir a África, recorrer los caminos que recorren, entender las causas, ir al origen. Ir a los países de tránsito donde ocurren barbaridades, como Libia, es el infierno de la tierra. Esclavitud, secuestros, asesinatos y apenas se cuenta. Es muy difícil trabajar ahí, pero tenemos los testimonios.

 

¿Qué temas importantes del continente cree que no están teniendo eco en Europa por el silencio mediático?

Solemos ver África como una especie de foto fija. Un lugar oscuro y amenazante en el que ocurren todos los desastres: las guerras, los golpes de estado, las enfermedades, el hambre. Esto parte de una concepción antigua que, afortunadamente, en muchos medios y en muchos países del mundo se ha superado, pero que para una parte de la sociedad se mantiene.

Es un continente que está en plena ebullición. Es el continente más joven del mundo, aproximadamente la mitad de su población es menor de 18 y 20 años, lo que provoca cambios sociales espectaculares. Hay movimientos de asociación de mujeres, de jóvenes, de ciberactivismo, que están cambiando la realidad de muchos lugares. Es cierto que hay una vieja África que se resiste a morir, la de los dictadores y la falta de libertades, pero echo de menos el relato de los cambios, aunque cada vez se cuenta más esta realidad. Hay que insistir, porque esta es la África de hoy y de mañana, que exige que tengamos vínculos más directos con ellos. Superemos el modelo caduco de “tenemos que ir a ayudar”. Puede que tengamos que ir a aprender. Lo que más hago yo ahí es aprender, incluso cuestiones de supervivencia básica que en un contexto de crisis como el que hemos tenido en España serían importantes.

 

El periodismo independiente, una alternativa

El periodismo independiente se ha convertido en los últimos años en una potente alternativa a los conglomerados mediáticos ligados a una estructura empresarial, situándose el soporte digital como una de las herramientas aliadas de esta vertiente de la profesión. José Naranjo trabaja como freelance y, en la actualidad, se ha ganado un hueco en varios medios nacionales de importante tirada, como es el caso de El PaísSin embargo, su trayectoria no ha estado exenta de obstáculos. “Al principio no te cogen el teléfono y no te responden a los mails. Te tienes que ir ganando la confianza de los medios”, asegura. Además, resalta que, como en el resto de variables de la profesión, la credibilidad personal depende de las fuentes y de los procesos que se sigan para elaborar una pieza informativa. La visión de Naranjo respecto a la evolución de esta vía es positiva: “Esto ha mejorado con el paso del tiempo. Con las ventanas que se han ido abriendo se permite publicar temas que hace años era difícil mencionarlos”.

 

Solemos utilizar la expresión ‘países desarrollados’ frente a ‘países en desarrollo’ o ‘subdesarrollados’ para establecer diferencias entre el Norte y el Sur. Hoy estos conceptos están más vinculado a la tecnología que a otros factores humanos. Quisiera que hablase de ese desarrollo humano que tiene África y del que podemos aprender aquí.

Nos gusta mucho meter a los países y a las personas en categorías. Son conceptos que tienen que ver con criterios establecidos desde Occidente. El concepto de civilización de un pueblo debería medirse por cómo tratas al otro. En ese sentido, creo que en África hay unos valores que nosotros no tenemos. Yo veo cómo tratamos aquí a los que llegan y creo que allí hay otro sentido de la hospitalidad.

Me remito al concepto de felicidad. En muchas ocasiones se hacen estadísticas sobre “los lugares más felices”. Se tiende a pensar que la felicidad es tener cosas materiales. Yo me muevo mucho por África y puedo asegurar que hay muchos lugares que son pobres pero son muy felices. Claro que tienen problemas y que les gustaría resolverlos, pero, ¿cómo se mide la felicidad? ¿Realmente se mide en cuanto tienes? No lo creo.

 

¿Cómo se informa de Europa en África? ¿Qué principales diferencias percibe entre los periodismos de ambos continentes?

África es una realidad tan compleja, tan diversa. Estamos hablando de 55 países con procesos históricos y políticos muy distintos. Pero sí creo que, en el imaginario colectivo de muchos países, Europa se percibe con una dualidad. Por un lado, la Europa que fue metrópoli, los países colonizadores: Francia, Inglaterra, Alemania, España en menor medida, Italia, por los que aún se percibe cierto resquemor. Además, esas redes del colonialismo siguen funcionando con el concepto de ‘neocolonialismo’, con la instalación de empresas en el continente que no siempre utilizan criterios éticos en su actuación, sobre todo en la explotación de recursos. Cuando hablamos de países empobrecidos tenemos que saber también las razones, porque estamos hablando de países riquísimos, y muchas veces los recursos son explotados por terceros del Norte.

Por otro lado, Europa también es el lugar del que vienen los impactos culturales, sociales, etc. Por ejemplo, el fútbol europeo es un gran mantra para la gente joven. Todo esto es una vía de entrada para las marcas que entran y calan. Los futbolistas son como dioses. Nadie es más conocido en África que Leo Messi. Europa se percibe como un lugar de opulencia, de riqueza, donde hay de todo. Parece que todo el mundo es rico y ahí te tratan como tal. Muchas veces lo vivo en primera persona, pero lo entiendo. Entonces conviven la visión de esa Europa culpable de todos los males (aunque creo que las élites africanas tienen mucho que ver en el problema); y otra de la opulencia a la que hay que ir en busca de “felicidad o dinero”.

 

¿Sobre qué temas ha percibido más interés por parte de los lectores?

Los medios de comunicación, más que la población, se interesan mucho por conflictos, epidemias, temas que tienen que ver con los trabajos que desarrollan las ONG como la malnutrición, los problemas de género, el cambio climático. Temas que están en la agenda.

Pero yo me llevo también muchas veces sorpresas agradables. Hace poco se dio el primer juicio a un dictador africano por parte de la propia junta africana. Este tema generó interés en la gente. Tenemos la tendencia a pensar que lo que publican los medios es lo que interesa, pero esto es un error. Hay un público objetivo interesado en que le cuenten otra África.

Alfredo Cáliz
José Naranjo en uno de sus reportajes / Alfredo Cáliz

 

¿Cree que Canarias hace una cobertura mediática satisfactoria o insuficiente?

Creo que es insuficiente. En general, en España no se cuenta todo lo que debería. Ahora mismo, hay un problema que tiene que ver con la pesca entre Mauritania y Senegal, Mauritania ha expulsado a los senegaleses del país, que son los que han estado pescando ahí desde siempre. Esto ha generado problemas sociales y conflictos. Sin embargo, en Canarias poco se ha publicado sobre esto. He echado de menos en los medios canarios secciones fijas sobre África, lo que pasa en Marruecos, en Mauritania, en el Sahara, en Cabo Verde, en Senegal, en Mali, incluso en Gambia, necesariamente tiene que interesar. Con la llegada de los cayucos entre 2004 y 2006 hubo una especie de despertar, pero hemos seguido viviendo de espaldas.

Por ejemplo, la Radio Televisión Canaria, la pública, debería tener uno o dos corresponsables estables en África. Se ha ofrecido, hay gente que está dispuesta a hacerlo y la respuesta ha sido ‘no’. Es más importante lo que pasa ahí que lo que pasa en China, en Estados Unidos, y hay un montón de gente cubriéndolo. La cooperación con Canarias ha desaparecido y eso pasa factura. Es un paso atrás desde el punto de vista político y económico.

 

¿Considera que esta escasa cobertura y la baja presencia de periodistas españoles y canarios en África puede tener como causa la escasez de recursos o es una cuestión de prioridades?

Es una cuestión de prioridades. Hay ofertas a medios por un módico precio, no se pide una sede, un contrato, solo tener un mínimo de relación estable con alguien que pueda mandar noticias desde allí. La cornisa atlántica africana debería ser vista en Canarias casi como otra Isla.

“He echado de menos en los medios canarios secciones fijas sobre África”

 

El lema “África no es un país”, que a su vez da nombre al blog que coordina Lola Huete y con el que colabora, nace de la tendencia de la población occidental a no pensar que se trata de un conjunto muy amplio de países dispares que comparten continente. ¿Cree que los medios de comunicación son los responsables de esta percepción?

Son parte del problema, pero también la educación lo es. En Canarias tendría que haber mucho más contenido sobre África. Hay iniciativas como ‘Enseñar África’ que quieren romper con esta situación. Creo que tenemos que empezar a dejar de hablar de África. Tenemos que empezar a hablar de países o pueblos africanos. África es un concepto que se nos escapa. Si hay un atentado en Londres no decimos ha habido un atentado en Europa, pero si hay una guerra en Congo decimos, hay una guerra en África. Hay que bajar al terreno. No hablar de ‘los inmigrantes de África’, cada uno tiene una realidad diferente.

 

El fotoperiodismo es una vertiente de la profesión que cada vez tiene más influencia, entre otras cosas por la mayor facilidad de recursos. Se ha advertido un cambio en las fotografías que recibimos y la imagen que se da de África, pasando de reflejar hambrunas a mostrar más la cultura, etc. ¿Cómo valora usted esta evolución?

Creo que va relacionado con el gran esfuerzo que se está haciendo por contar la realidad. Los periodistas son artistas, hay fotos que son obras de arte. A veces van incluso un paso por delante de los ‘’plumillas’’. Hay muy buenos fotoperiodistas en África y también muy buenos fotoperiodistas africanos que cuentan su realidad. En Sudáfrica hay una calidad espectacular.

 

Una de las últimas noticias sobre África es la referida al nuevo brote de ébola en Congo, ¿cómo valora el tratamiento mediático que está recibiendo el tema?

El brote de ébola de 2014-2016 afectó a más de 20.000 personas y mató a más de 12000. Tuvieron que pasar 5 o 6 meses desde que se declarara el brote para que el mundo se diera cuenta de la dimensión del problema al que se estaba haciendo frente en Guinea, Sierra Leona y Liberia. Era un problema que, sin la ayuda del mundo, en África por sí sola era muy difícil controlar. No había ninguna experiencia para trabajar en el tema, se produjo un colapso en los sistemas de salud que ya eran débiles. Hasta que no empezó el brote a amenazar a los países occidentales no se produjo esa respuesta.

Ahora estamos hablando de un caso totalmente distinto. Es un brote que se produce en un lugar aislado de la selva, en una zona donde se tiene experiencia para gestionarlo: la República Democrática del Congo. Es el octavo brote de ébola que hay ahí, donde está el Instituto de Biomedicina, el descubridor del Ébola. Saben lo que tienen que hacer. Otra cosa es que hayan reaccionado con suficiente rapidez, todo apunta a que sí. El último brote de ébola del Congo fue en 2014, coincidiendo con la epidemia de África Occidental y se controló, aunque hubo más de 40 muertos. Hoy los científicos saben más del ébola que antes, y hay vacunas. Existen herramientas para controlar ese brote que no existían hace dos años. Todo apunta a que es un brote que se va a poder controlar, a no ser que se expanda a otro país.

En este momento hay un brote de meningitis en Nigeria por el que han muerto más de mil personas. No nos olvidemos del resto de enfermedades como la diarrea o la fiebre amarilla. De esta última hubo un brote en Angola y Congo y no se cubrió.

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