Historias

Mamá, papá… Quiero ser árbitro

Por Jorge Reyes y Carla Suárez

     

Probablemente esta frase haya sido pronunciada por muchos jóvenes que han decidido cambiar el rol estrella de futbolista por uno más denostado y desconocido: el de colegiado. Detrás del insulto, un sueldo no muy alto, las críticas y un silbato, se esconde una figura preparada en muchos sentidos

El fútbol, ese deporte rey que mueve masas, millones de euros, y en el que todo el mundo alguna vez ha deseado ser Lionel Messi o Cristiano Ronaldo.

Pero, ¿quién quiere ser Mateu Lahoz, Marta Huerta o Undiano Mallenco? Aunque no suene igual de glamuroso, los sueldos sean ínfimos, y sean la diana perfecta de críticas o insultos, su labor de juez y mediador, es esencial para el desarrollo del juego.

«No diría que el arbitraje es vocación en sí, sino algo que vas descubriendo poco a poco y que, llegado a un punto, es un aprendizaje profesional y personal”, cuenta Adrián Pérez, aspirante a árbitro de la Delegación de Santa Cruz de Tenerife.

El perfil principal de quien realiza esta labor es el de jóvenes que juegan al fútbol, lo abandonan y pierden la ilusión. Llegados a ese punto, se les presenta la oportunidad de vivir el deporte de una forma diferente y seguir vinculados a él desde otra perspectiva.

Es el caso de C.G., colegiado de fútbol base desde hace 6 años que prefiere mantener el anonimato. “En mis primeros partidos estaba perdido. Crees que sabes mucho de fútbol y al arbitrar descubres un mundo nuevo. El inicio es complicado, pero te acabas enganchando”, afirma.

Desde el lado del que se calza las botas y escucha el silbato, habla Miguel Romero Piedrahita, jugador de Primera Regional del Parroquia Santos Reyes de La Gomera. “Yo nunca sería árbitro porque busco ganar, marcar y que se reconozca mi labor entre el público y mis compañeros.

 

C.G.: “Crees que sabes mucho de fútbol y al arbitrar descubres un mundo nuevo”

 

Siendo árbitro serás criticado sí o sí y se pondrá en duda todas y cada una de tus decisiones y, además, te recordarán a todos y cada uno de tus familiares.

Es de valientes, pero yo no me sentiría cómodo”. Muchos coinciden en que la primera vez que se lo dijeron a sus padres estos se sorprendieron por dicha elección. Fuera del foco de la fama y constantemente sobre el de la polémica, la figura arbitral ha sido históricamente esencial para el desarrollo del juego.

“Sin árbitro no hay partido y es algo que la gente no se da cuenta. Somos jueces y a los jueces no se les debe poner en duda su trabajo nunca, ya que son una autoridad”, comenta Marcos Carballo, árbitro asistente de Tercera División.

No hay más que leer la prensa deportiva o escuchar una retransmisión para comprobar que los colegiados están en el ojo del huracán y que, en muchas ocasiones, son utilizados como excusa para tapar ciertos detalles.

“Creo que no se comprende nuestra labor y la dificultad que tiene estar fijándote en 22 jugadores, un balón y miles de variables a medir. A veces no estamos en una buena posición para ver la jugada, simplemente, y en otras los jugadores no ayudan e intentan engañar».

«Al final el que peor se va a casa es el árbitro al ver en la televisión que se ha equivocado”, asegura Carballo. El reglamento arbitral en España es mucho más light que en otros países como Inglaterra, en donde los famosos piscinazos o el llamado flopping son sancionados de oficio, desde esta temporada, con hasta dos encuentros si se ha sacado provecho en forma de penalti, expulsión rival y derivados.

“Desde mi punto de vista hace falta un cambio de actitud de los jugadores, los clubs y los entrenadores. Llevar la teoría a la práctica. El fútbol sería más bonito si dejásemos de fijarnos en los árbitros y nos centráramos en las tácticas de juego, etc. Al final, la falta más grande que comete un jugador es la falta de empatía”, concluye Romero.

 

Proyecto buen rollito

Para intentar detener esta violencia y el resto de actitudes en contra del juego limpio, el Cabildo de Tenerife y la Federación Tinerfeña de Fútbol impulsaron en el 2015 el Proyecto Buen Rollito.

Se trata de una iniciativa, que comenzó en 2008 en el club SD Casablanca, y que hoy se ha ampliado a toda la Isla con la intención de promover la erradicación acciones antideportivas por parte de todos los agentes implicados.

Es decir, familiares, jugadores, directivos, técnicos y árbitros. Todos los equipos base de la Isla están comprometidos en esta tercera edición y, si incumplen alguna de las acciones del plan, pueden ser sancionados sin la ayuda en el pago de los colegiados.

Cristo Pérez Zamora, consejera de Deportes del Cabildo tinerfeño, apunta que trabajan con psicólogos y que desde la escuela de entrenadores, se realizó una formación presencial con todos los clubes de la Isla para mejorar las competencias de los monitores de conjuntos de fútbol base”.

De igual manera, Miguel Tome, secretario técnico del proyecto, indica que desde los comités arbitrales realizan acciones de sensibilización y formación “intentando que sea activa”. Otra medida, que se pretende imponer a partir de esta campaña, es el llamado punto dorado.

Un área ubicada en un lateral del campo con el fin de que, cuando haya un comportamiento inadecuado, se reúnan colegiados y técnicos para decidir si se continúa o no con el choque. Otra de las iniciativas que se llevan a cabo es la de premiar a aquellos conjuntos, que tengan un comportamiento ejemplar durante la temporada, con un balón de oro (color dorado), el cual utilizarán en la siguiente temporada.

 

Miguel Romero: “La falta más grande que comete un jugador es la falta de empatía”

 

Pérez Zamora añade que la implicación de todos los afectados es de gran relevancia, porque es muy difícil controlar y regular este asunto sin que exista el compromiso de todos. Asimismo señala, sin precisar una cifra, que el número de expedientes por incidentes violentos “ha bajado exponencialmente, así que funcionar funciona”.

Sin embargo, en los campos se siguen viendo actitudes que no son coherentes con el Buen Rollito que pretenden impulsar desde estas dos organizaciones. Por ejemplo, las medidas sancionadoras no van más allá de un aviso o corrección.

Cuando un entrenador grita a sus jugadores, los humilla o les exige más de lo que pueden dar no son castigados con una sanción, a pesar de que se les intenta dar la formación y educación en este sentido en los cursos.

 
Atletas sin reconocimiento

Años atrás, la figura arbitral que se veía por la televisión, ni tenía una forma física adecuada, ni transmitía una imagen de profesionalidad. Sin embargo, hoy se observa un cambio de tendencia. Los colegiados en el siglo XXI son verdaderos atletas que, aunque muchos lo desconozcan, realizan una preparación física muy dura y una formación teórica con clases semanales.

“El desarrollo físico y teórico de un árbitro es imprescindible y se hace desde sus inicios. Yo le dedico a la semana un chorro de horas más allá de los partidos, así que imagina uno que pite en la élite.Lo triste es que es algo que se desconoce”, asegura Carballo. La labor formativa de los colegiados, igual para árbitros que para asistentes, comienza con un curso de iniciación, totalmente gratuito, el cual es la puerta de entrada para acceder a una categoría.

A partir de ahí, la exigencia va subiendo en ambos aspectos. “Yo imparto clases en la delegación de Santa Cruz de Tenerife a los principiantes, pero también las recibo, al igual que lo hacen los de Primera División, los de base etc.

Mamá, Papá quiero ser árbitro
Un colegiado durante un partido de fútbol base// El árbitro Marcos Carballo impartiendo un curso en la Delegación de Santa Cruz de Tenerife | Imágenes: Carla Suárez.

En cuanto a las pruebas físicas, el nivel sube, sobre todo en Regional, ya que se piden tiempos exigentes. Si no tienes una buena forma física no llegas”, cuenta Carballo.

Dichos exámenes se suelen establecer al comienzo de la campaña, para poder incorporarse a la nueva temporada, y otros en marzo destinados al ascenso de categoría. “Las pruebas son duras y a veces no eres capaz de pasarlas, por lo que necesitan preparación.

En cuanto a las clases, suelen ser siempre de reglamento, aclarando las dudas que tengas de los fines de semana o cosas que te pasen en el campo normalmente. Los entrenamientos se hacen con los compañeros de la delegación o con un preparador físico por su cuenta, aunque hay grupos formados para esto”, indica C.G.

Canarias cuenta con más de 700 árbitros (265 pertenecen a la provincia occidental y cerca de 500 a la oriental). De los 700, tres colegiados pitan entre la primera división masculina y femenina: Daniel Trujillo, de la delegación de Tacoronte,

Fuentes: Comité interinsular tinerfeño de árbitros de fútbol y entrevista a Marcos Carballo Infografías: Carla Suárez


Marta Huerta de Azas, de la delegación de Santa Cruz, y perteneciente a la delegación de Lanzarote Alejandro Hernández. Todos ellos forman parte d una nueva generación que para el asistente de Tercera División, es el resultado de una tendencia positiva.

“Yo cada vez veo más alumnos. Este año hay cerca de 40 nuevos y, en el caso de las mujeres, el número también ha aumentado. Tener 5 chicas en 3 años antes era una quimera. Cuando yo empecé, solo había una compañera en Tercera División y cuando lo dejó pasaron muchos años hasta que volví a ver a otra”.


A pesar del tímido crecimiento, Canarias está a la cola como Comunidad Autónoma en este sentido. Según datos del Comité Técnico de Cataluña, hay actualmente cerca de unos 1000 árbitros en lista de espera para unas pruebas de iniciación complejas, en contraposición del nivel básico de las tinerfeñas.

En Madrid, por ejemplo, 200 nuevos árbitros se incorporarán este año frente a los 20 o 30 en Tenerife. “No diría que ha crecido ni que ha descendido el número de árbitros en la Isla.

Tenemos lo justo para cumplir y cubrir la competición. Con mucho sacrificio y dificultad, ya que un mismo árbitro puede arbitrar unos 5 partidos cada fin de semana”, afirma Vázquez.

 

“No te haces árbitro para ganar dinero”

En la grada los comentarios de fondo son muy diferentes: “un par de partidos cada fin  de semana y se forran”. Lo que percibe un árbitro base en Tenerife, según las tarifas arbitrales del CITAF de la presente temporada, está entre los 18 y 32 euros por encuentro (con un plus en dietas y 0.20 euros por kilómetro de transporte con un máximo de 6.80 euros).

Aparte, el Colegio se lleva entre 5 y 9 euros. Algo que se aumenta en la provincia de Las Palmas llegando a cobrar entre los 20 (Benjamines) y 28 (Alevines e Infantiles) hasta los 44 y 46 euros en Cadete y Juveniles (67 en Fuerteventura).

Todo ello sin establecer una distinción con el línea, ni indicar las dietas o cuánto se lleva el colegio.

C.G. piensa que en estas categorías lo que cobran se corresponde con el trabajo que realizan, aunque cree que en Regional se podría mejorar debido a la labor que desempeñan. Las cifras en este nivel y en Juvenil Nacional aumentan considerablemente y oscilan entre los 47 y 65 euros.

Como asegura Carballo, “no te haces rico dedicándote a esto, a no ser que llegues a Primera División. El común denominador de los mortales no puede vivir del arbitraje”.


Además de esto las diferencias entre lo que cobra un árbitro y sus asistentes es latente. Carballo piensa que eliminar esas desigualdades es “razonable” y no le parece “descabellado, porque al final la labor de uno es tan importante como la del otro, aunque es verdad que uno toma más decisiones en cantidad”.

En el CITAF, aseguran que es una cuestión de estatus y responsabilidad y que son ellos mismos quienes deciden qué camino escoger, si el de ser la máxima figura dentro del encuentro o sus adjuntos, “la formación es la misma, pero son puestos diferentes”.

La financiación del CITAF proviene de dos vías: la subvención por parte de la Federación Tinerfeña de Fútbol y de los recibos unificados que pagan lo  clubes en cada partido.

“Está claro que nos gustaría pagarles más pero en ocasiones nos las vemos y deseamos para sufragar todos los gastos: mantener las delegaciones, pagar al personal y los formadores, los desplazamientos, etc.

Del recibo que paga cada equipo, muchas veces, sobra una parte que es la que se queda el Colegio, pero la mayoría de ellos son deficitarios. Por ello, compensamos los unos con los otros y, por ejemplo, nos llevamos mayor cantidad en categorías nacionales, ya que los equipos tienen mayor poderío económico”, resume Vázquez.

También se denotan amplias diferencias en lo que se percibe por dirigir un choque de fútbol masculino y uno de fútbol femenino. Según su tabla de salarios, en la modalidad femenina se cobra la mitad que en la masculina, moviéndose entre los 26 y los 38 euros por encuentro en Regional y Nacional.

El director técnico del CITAF comenta que “no tiene nada que ver con el rol de género, ya que es más bien una cuestión de qué categoría o modalidad genera más dinero y, en función a eso, se paga”.

“Aquí ninguno se lucra del arbitraje, ni el CITAF, ya que algunos de sus trabajadores hacemos una labor meramente altruista, ni los árbitros, ni los formadores. El estamento pasa por dificultades en esta Isla, pero con el esfuerzo de todos estamos sobreviviendo y sacando una buena cantera que está llegando a pitar en la élite”, concluye Vázquez.

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