Pozos de agua que salvan vidas
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el año 2021 más de 2000 millones de personas vivían en países con escasez de agua. Una situación que “empeorará en algunas regiones como resultado del cambio climático”, alerta la organización internacional y agrega que el agua salubre es “fundamental para prevenir enfermedades diarreicas, infecciones respiratorias agudas o numerosas enfermedades tropicales desatendidas”.
Con el fin de paliar problemáticas causadas por el difícil acceso al agua en zonas como, por ejemplo, Uganda, surge la asociación Un don, une action, un espoir. En español, Una donación, una acción, una esperanza. Amine, presidente de esta ONG, asegura que, una vez creada la entidad, su objetivo era claro: “Había que facilitar el acceso al agua al mayor número de personas posibles”.
Fue en mayo del año 2021, después de superar la pandemia, cuando Amine, acompañado por un amigo, decidió crear Un don, une action, un espoir. En Uganda, concretamente en la región de Iganga, al este del país, operan desde marzo de 2022.
Uganda, “un país desconocido”
“Nos dimos cuenta de que en Uganda no había asociaciones operando. Es un país poco conocido y, por eso, decidimos llevar a cabo el proyecto allí”, explica Amine. La decisión estaba sustentada en un argumento clave: “Uganda es el tercer país del mundo que más sufre la falta de acceso a agua potable”.
Según la organización Wash Matters, en el país solo dos de cada diez personas tienen acceso a agua potable gestionada de forma segura. La cifra desciende en las zonas rurales, donde vive el 73% de la población ugandesa (datos de Naciones Unidas, 2023), a una de cada diez.
“Durante mis diversos viajes a la región veía a mujeres y niños cargando bidones de agua mientras caminaban por el arcén de la carretera para llevar agua a sus aldeas”, cuenta el presidente de Un don, une action, un espoir. Añade que el camino recorrido acumulaba varios kilómetros y “tenían que llevar los bidones cargados de agua en la cabeza o a la altura del brazo”.
La realidad es que, a escala mundial y según Unicef, las mujeres y los niños “sufren la peor parte de la crisis del agua”, pues en siete de cada diez hogares sin agua corriente son ellos quienes se encargan de ir a recogerla.
Un objetivo alcanzado y miles de personas beneficiarias
Tras ver la situación en Uganda, la ONG Un don, une action, un espoir decidió empezar a construir pozos “en el mayor número de aldeas posibles”. La andadura, dice Amine, no fue fácil.
“Cada pozo cuesta 1.150 euros y buscamos donantes para que los financiaran”, explica. Sin embargo, la mayor dificultad “fue encontrar un proveedor de servicios que construyera los pozos de acuerdo con nuestros requisitos. Fue muy difícil encontrar a una persona seria y digna de confianza”, recuerda.
El objetivo inicial, indica Amine, era construir 100 pozos. Hoy “lo hemos logrado”. A esto se añade que el presidente de la ONG calcula que cerca de 15.000 personas se han beneficiado de “los diversos pozos que se han construido en cien aldeas diferentes”.
Después de alcanzar el fin principal, Amine indica que, ahora, “no hay que centrarse en construir nuevos pozos, sino en mantener los que ya están hechos y asegurarse de que funcionan de manera correcta”.
El agua, un recurso esencial
Cuando se termina de construir un pozo en concreto, “se envían fotos y vídeos a los donantes”. La mayoría de personas que realizan los donativos “optaron por financiar un pozo en homenaje a un ser querido fallecido y deciden inscribir el nombre de su ser querido en el pozo para rendirle tributo, una acción que nace de la religión musulmana”, indica Amine. En la foto que se les manda una vez acaba la construcción, “se observa la placa con el nombre grabado”.
Para el presidente de la ONG, el mayor aprendizaje ha sido “darse cuenta de que tener agua, algo básico y esencial, para algunas personas es un milagro”. Asegura que con la construcción de los pozos, “la gente estaba feliz y agradecida porque para ellos no era tan fácil acceder a agua potable”.
Ahora, tras años de andadura, Amine se dedica a apoyar a otras asociaciones que desean desarrollar proyectos similares en Uganda. “Aporto mi experiencia, los colaboradores locales y los contactos”, señala. La mayor satisfacción para Un don, une action, un espoir ha sido ver los beneficios, “tanto en términos de tiempo como de salud física”, que ha tenido el proyecto para la comunidad.
“Los pozos proporcionan a las personas locales el acceso al agua en las inmediaciones de su zona”, subraya Amine. “El tiempo que antes dedicaban a buscar agua ahora lo pueden dedicar a otras cosas como trabajar o descansar. Además, desde el punto de vista de la salud física, se disminuyen los daños, pues antes acarreaban bidones de agua con mucho peso”. El objetivo, concluye con orgullo, “ha sido alcanzado”.