Tenerife, tierra de vertidos
Pablo Herrera, Lucía Rodríguez, Néstor Godoy y Rubén Quintana
Verano 2023
En la actualidad existen más de 190 puntos de vertidos registrados en la Isla, de los cuales 128 son no autorizados. En Canarias se vierten 100 000 litros de aguas residuales a diario, así se lo hacía llegar Juan Rumeu, presidente de la Asociación Empresarial Canaria de Consultores Ambientales, a Rafael Yanes, Diputado del Común, en una reunión el pasado 1 de junio de 2023.
Esta situación se torna especialmente alarmante en en Tenerife, donde la Actualización del Censo de Vertidos desde Tierra al Mar en Canarias 2021 cifra en 195 los puntos de vertidos al mar existentes en la Isla. En esta memoria presentada por el propio Gobierno de Canarias destaca que 128 de estos puntos de vertidos no están autorizados, ya sea porque ha sido rechazado el expediente, porque se encuentra en trámite o incluso que ha vencido la autorización, resultando un 65.6 % de conducciones de desagües o emisarios sin los permisos necesarios.
El primer registro sobre este asunto data del Inventario de Vertidos de Tenerife del año 2003, un documento que censaba 115 puntos de vertidos en la Isla picuda. Ya los datos de 2017 reflejaban 113 puntos de vertidos no autorizados de los 172 totales, por lo tanto, en los últimos seis años no solo han crecido los puntos de vertidos, sino también los puntos ilegales.
Tanto es así que desde 2003 hasta los últimos datos de 2021 ha habido un aumento del 58.98 % de puntos de vertidos en Tenerife sin que las administraciones públicas, tanto ayuntamientos como Cabildo de Tenerife y Gobierno de Canarias, hayan sabido ponerle freno en estos últimos 20 años.
Esta inacción política ha llevado a la Comisión Europea a abrir 65 procedimientos sancionadores al Reino de España por el incumplimiento en Tenerife de la Directiva 91/271/CEE en los artículos 3 y 4 por la recogida y el tratamiento de aguas residuales.
Entre los dictámenes motivados, la Sentencia del Tribunal de Justicia (Sala Octava) del 14 de abril de 2011 motivó una condena en costas que asciende a los 600 000 euros cada seis meses hasta que se comiencen los tratamientos al expediente 2004/2031, tal y como detalla Javier Rodríguez, consejero del Área de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife.
Rodríguez afirma que esta sentencia solo afecta a los procedimientos abiertos en el Valle de Güímar, sin embargo, el propio documento judicial menciona también el incumplimiento del artículo 3 de la Directiva en el Valle de La Orotava y en Noreste (Valle Guerra) además del artículo 4 en el caso de este último.
La legislación define un vertido como «toda emisión de contaminantes que se realice directa o indirectamente a las aguas continentales». Aunque Ángel Gutiérrez, doctor en Ciencias Biológicas por la ULL, apunta como vertido también a la ausencia de sistemas de alcantarillado en algunos pueblos que «basan su gestión de las aguas residuales en pozos negros que lixivian a nivel freático», es decir, que estas aguas sin ningún proceso de depuración contaminan la bolsa de aguas que existe bajo la tierra tinerfeña y que sirve de abasto.
Consecuencias para el ser humano y el medio marino
El profesor titular del Área de Toxicología de la ULL pone el foco en el problema que genera estos vertidos en la salud pública, dado que «se van a verter una gran cantidad de microorganismos patógenos que pueden crear enfermedades o infecciones tanto a los bañistas como a la población del lugar».
Además, alerta sobre la eutrofización de las aguas, es decir, un aporte excesivo de nutrientes inorgánicos (nitrógeno y fósforo) al ecosistema marino: «Todo esto se va a traducir en una peor calidad de las aguas que va a afectar al ser humano y a la flora y fauna del medio marino».
«Si tenemos un medioambiente que no es sano, vamos a ingerir alimentos que van a impactar en nuestra salud»
Gutiérrez incide en lo vital de cuidar la salud de un ecosistema que impacta directamente en el ser humano, ya que «si tenemos un medioambiente que no es sano, vamos a ingerir alimentos que no son sanos y van a impactar en nuestra salud».
En este sentido, el biólogo marino especializado en Biodiversidad y Conservación y divulgador en redes sociales Pablo Martín alerta sobre el peligro que supone verter litros de agua con productos químicos, sedimentos y microplásticos que «pasan a la cadena alimentaria con peces repletos de ellos e incluso tortugas, pardelas y erizos marinos».
Martín advierte que, «pese a no haber grandes estudios al ser un tema escondido de la opinión pública», hierbas marinas como los cebadales están siendo muy afectadas por ser una especie muy sensible a los efectos de los vertidos y la contaminación, puesto que en su fotosíntesis son cubiertos por sedimentos y macroplásticos que afectan al proceso. A lo que Gutiérrez suma la aparición de especies de algas en zonas impactadas «que no deberían estar ahí» y que generan un desequilibrio en el ecosistema marino.
Un pueblo entre vertidos
En el pueblo granadillero de El Médano la problemática de los vertidos es constante. Los cierres de playas por contaminación se han vuelto cotidianos y las afectaciones, tanto de salud como de vida del vecindario, recurrentes.
«No solo se oculta el problema, sino que ni siquiera se quiere estudiar»
Iván Cerdeña, vecino de la zona y miembro de la Asociación Tinerfeña Amigos de la Naturaleza (ATAN), resalta los malos olores cuando el viento sopla en dirección al pueblo y los casos diarios de gastroenteritis o diarreas «que pasan desapercibidos porque no existen estudios epidemiológicos que permitan establecer una relación causa-efecto directa». «No solo se oculta el problema, sino que ni siquiera se quiere estudiar», sentencia.
Cerdeña y sus vecinos manifiestan el miedo a meterse en unas aguas que llevan nadando toda su vida, pero que los vertidos les han prácticamente arrebatado. Un vecino de la zona comenta que ha tenido momentos de «verdadero pánico» al bañarse por ver la «espuma babosa», a lo que el miembro de ATAN puntualiza que «es desesperante estar en el mar y ver como si tiraran un camión de leche, perder la visibilidad y tener que salir a las prisas porque incluso se huele a mierda».
La propietaria de un negocio cercano a la playa avisa sobre «la imagen negativa que adquiere el pueblo» con los vertidos y cómo afecta también a la actividad económica. «Si la gente sabe que la playa está cerrada y contaminada no viene más a El Médano. Esos días se nota mucho en la caja», subraya.
Iván Cerdeña, como miembro de ATAN, asegura haber vivido situaciones «casi distópicas» a la hora de pedir documentación al Ayuntamiento de Granadilla de Abona por registro de entrada. «No te la entregan. Suena más a régimen autoritario que a democracia, y eso es muy loco, que no sepas dónde te estás bañando…», denuncia. Por su parte, el alcalde de Granadilla de Abona, José Domingo Regalado, no quiso participar en este reportaje.
Olga, la niña que perdió un tercio de un pulmón a causa de una misteriosa infección
La infancia y la primera fase de la adolescencia de Olga tuvieron a la playa de El Médano como uno de sus rincones favoritos para pasar el tiempo. La menor acudía a la costa con frecuencia. Allí jugaba con su hermana e incluso practicaba deportes acuáticos. Todo esa rutina cambió cuando, a los catorce años de edad, comenzó a sentir un malestar en el pecho.
En un principio, los médicos achacaron la existencia de ese dolor a un golpe, pero semanas más tarde descubrieron que se trataba de algo mucho más serio. Uno de los pulmones de la niña no funcionaba como debía. Recibió pinchazos y le aplicaron suero y antibióticos. La situación solo empeoraba hasta el punto de presentar un cuadro de hipoxia.
A partir de ahí, ingresó en la UVI del Hospital del Sur. Allí permaneció durante cuatro días que su madre, Mercedes, califica de “horribles”. Un mes después, Olga recibió el alta hospitalaria e inició una vida diferente. “Tiene muchos momentos de dolor y no puede hacer nada. No le puedo dar un Paracetamol”, relata su madre.
«No puedo decir que sea por las aguas fecales, pero los médicos tampoco lo descartan»
Dos de sus lóbulos están dañados a raíz de la afección. El crecimiento de estos determinará si debe ser sometida a una operación, la que sería la cuarta en su proceso de recuperación. “Por diagnóstico médico no puedo decir que sea por las aguas fecales, pero los médicos tampoco lo descartan. Antes de todo esto era una niña sana”, concluye.
Presencia de bacterias en la costa
El principal indicador que aboca a los cierres de playas en El Médano es la presencia de la bacteria E.coli en las costas. Cristina González, responsable del Laboratorio de Agua y Medio Ambiente del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias (IUETSPC), detalla que esta bacteria es la indicadora de contaminación fecal por excelencia, por lo tanto, si en el análisis de una muestra de agua se detecta E.coli, confirma que el agua ha estado en contacto con materia fecal.
Además, añade que es probable que en la ingesta de esta agua también haya componentes como las mayorcillas o cantinelas, «microorganismos capaces de causar patologías». Sin embargo, centra la atención en cepas de E.coli «que pueden ser muy patógenas» y en tener en cuenta que, en ocasiones, la propia bacteria no es el problema, sino esas patógenas asociadas.
González apunta que el Real Decreto 1341/2007, de 11 de octubre, sobre la gestión de la calidad de las aguas de baño, exige que se analicen dos parámetros: E. coli y enterococos. Luisa Vera, doctora en Química por la ULL y responsable del grupo de investigación Tratamiento y Reutilización de Aguas, advierte de que los muestreos que obliga esta ley «son discutibles porque están hechos pensando en el continente, y no en la realidad isleña», puesto que en Canarias los emisarios vierten directamente a mar abierto donde el poder de dilución es mayor y «el efecto de la muestra se ve minimizado».
Necesidad de invertir en tecnologías y nuevos sistemas
Vera alude a la necesidad de invertir en tecnologías «si de verdad queremos proteger el medioambiente», ya no solo en nuevos métodos analíticos, sino en sistemas que eviten directamente la afección de los vertidos y el consiguiente problema de salud pública en zonas de baño tales como El Médano. Argumento al que se suma Pablo Martín, ya que la profundidad de los emisarios que marca la ley en Canarias hace que «se alcancen muy cerca de la costa» debido a la orografía del Archipiélago, por lo que los trabajos analíticos y sistemas que establece la norma pierden efectividad.
La situación en la Isla Baja, comarca conformada por Buenavista del Norte, Los Silos, Garachico y El Tanque, dista de mejoría, principalmente por el choque entre administraciones públicas por el sistema de depuración idóneo para estos municipios.
Desde el Consejo Insular de Aguas de Tenerife (CIATF), a través del Plan Hidrológico de Tenerife 2021-2027, defienden la necesidad de implantar una depuradora comarcal frente a los sistemas de depuración extensiva a los que abogan desde el Ayuntamiento de Buenavista del Norte o desde la Plataforma Los Silos-Isla Baja.
Antonio González, alcalde de Buenavista del Norte, difiere del CIATF por dos puntos: la ubicación de la instalación en una zona de altura entre Los Silos y Garachico, además de su defensa de que «existen otras alternativas que son más viables económicamente para la comarca».
El regidor afirma que esta ubicación provoca un aumento en los costes de mantenimiento y un gasto
energético en el bombeo de las aguas, frente a «un sistema que es muchísimo más sostenible para nuestro municipio, que lleva las aguas residuales a donde tenemos estaciones depuradoras por gravedad» tal y como las depuradoras naturales de Masca y del albergue de Bolico.
«Tenemos procesos tecnológicos que permiten ir a un sistema adicional para transformar el agua depurada en regenerada»
Javier Rodríguez, consejero del Área de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife, sostiene que el modelo clásico de depuración se basa en la eliminación de la carga contaminante y el rechazo del vertido del afluente al mar ya sin carga contaminante, por lo que «hoy en día tenemos procesos tecnológicos que permiten ir a un sistema adicional para transformar esa agua
depurada en agua regenerada».
Convenio entre el CIATF, el Ayuntamiento de Los Silos y el de Garachico
El Cabildo de Tenerife a través del CIATF ya presentó anteriormente en 2017 la propuesta de depuración
comarcal a través del proyecto Saneamiento y Depuración de Isla Baja: Fase 1, una idea que Heriberto González, alcalde de Garachico, calificó como «la infraestructura más importante de toda la historia de la Isla Baja». Sin embargo, ya en 2020 los tres municipios involucrados (Garachico, Los Silos y Buenavista del Norte) rechazaron este modelo y propusieron la depuración natural descentralizada.
Esta entente concluyó en enero de 2022 con la firma de un convenio entre el CIATF, el Ayuntamiento de Los Silos y el Ayuntamiento de Garachico que, entre otras medidas, permitía el trasvase de las aguas negras de Garachico hacia Los Silos y que fueran expulsadas por el emisario comarcal de Los Silos para paliar el vertido de aguas brutas por el Barranco de Las Cruces. Asimismo, esta rúbrica impulsaba el apoyo de ambos consistorios al plan del CIATF y el paso en Garachico de una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) a una Estación de Tratamiento y Bombeo de Aguas Residuales (ETBAR).
La alcaldesa de Los Silos, Macarena Fuentes, comenta que para ella «no ha sido fácil firmar el convenio, pero todos los juristas me decían que si no lo hacía estaba cometiendo un delito medioambiental».
Los Silos llevaba vertiendo las aguas residuales al mar sin permiso del Gobierno de Canarias desde 2017
Incluso el consistorio silense ya había recibido dos sanciones leves, que ascendían a los 600 000 euros. «Los Silos desde el año 2017 llevaba vertiendo las aguas residuales al mar sin permiso del Gobierno de Canarias», apunta. Esa misma cantidad exigía un expediente abierto al Ayuntamiento de Buenavista del Norte en 2019 que, no obstante, tuvo que cerrarse por un defecto de forma. Por su parte, el alcalde de
Garachico, asegura que su Ayuntamiento recibió estas sanciones durante varios años, aunque no detalla su cuantía.
Este convenio refrendaba un estudio de viabilidad para un sistema de depuración extensiva en El Polvillo, localidad entre Garachico y Los Silos, que finalmente ha sido denegado y propuesto en un sistema mixto.
Heriberto González sostiene que el informe técnico del CIATF que estudiaba la posibilidad de la depuración extensiva sentencia que se necesita una superficie de 90 000 metros cuadrados, unos doce campos de fútbol, en forma de humedales para que sea viable. Por su parte, Antonio González defiende que ese convenio es «una medida de presión y de injusticia absoluta por parte del Consejo hacia los ayuntamientos de la zona» y que la necesidad de generar una marisma de 9 hectáreas es «una reducción a lo absurdo».
De todos modos, el Plan Hidrológico deja la puerta abierta a que los propios municipios impulsen sus sistemas de depuración extensiva si tuvieran el aval técnico, sin embargo, estos no estarían bajo la financiación del Cabildo de Tenerife.
«Aspiramos a acabar con los vertidos en la Isla, pese a que no sea una cuestión vistosa ni genere rentabilidad política»
Javier Rodríguez defiende que ni desde el Cabildo ni del CIATF se está presionando a nadie, dado que «tenemos clara la directriz de trabajar respaldados por unos informes técnicos que no avalan el sistema de depuración extensiva». El consejero de Desarrollo Sostenible destaca que este proceso de contestación solamente se dé en la Isla Baja y aboga por ejecutar la fase 2 del proyecto: «aspiramos a acabar con los vertidos en la Isla, pese a que no sea una cuestión vistosa ni genere rentabilidad política».
La fase 2 del proyecto, no ejecutada todavía, trae consigo el sistema de depuración íntegro, ya con su reactor biológico, que permitiría tratar el agua de toda la comarca, además de la transformación del agua depurada en agua regenerada. Asimismo, contempla inversiones de 1.5 millones de euros para reparar el emisario de Los Silos, una infraestructura que lleva desde los años 80 sin apenas mantenimiento y la EDAR de Los Silos. «Va a ser una estación en condiciones que depure todavía mejor el agua para que salga por emisario reparado», celebra Fuentes.
Vistas a futuro
Pablo Martín advierte que los vertidos seguirán siendo un problema que «tendremos en los próximos 10 años por mucho que digan que en dos años estará solucionado», dado que quedan obras y depuradoras por construir, además de emisarios por registrar en un contexto de cada vez mayor presión turística. «Es un problema de 40 años atrás y no es de rápida solución», zanja.
Con este objetivo, el Cabildo de Tenerife firmó en julio de 2020 un convenio con el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico y la sociedad mercantil estatal Aguas de las Cuencas de España (ACUAES) por un valor de 170 millones destinados a la construcción de cinco sistemas de saneamiento y depuración. Además, Pedro Martín, presidente del Cabildo tinerfeño, avanzó el pasado 3 de marzo un aumento de la partida presupuestaria a 188 millones con posibilidad de superar los 200 millones.
En palabras de Javier Rodríguez, consejero de Desarrollo Sostenible de la institución insular, «esta firma fue un gran avance, puesto que Tenerife lamentablemente ha sido un territorio fracasado en la gestión de aguas residuales. Tenerife y el Archipiélago en su conjunto». Rodríguez también lamenta que Canarias sea la región de Europa que mayor número de sanciones acumula por no tratar de forma adecuada nuestras aguas: «Esto avergüenza a cualquiera».
Las obras rubricadas en el convenio con el Ministerio se encuentran en marcha a lo largo de la geografía isleña. Por un lado, están el sistema del oeste de Tenerife, que engloba Santiago del Teide y Guía de Isora, el sistema de Granadilla de Abona y el de Arona Este San Miguel, que incluyen además de la depuradora, colectores generales de las aguas de medianías y de las costas más la impulsión de las propias aguas.
Los dos sistemas restantes son el de Acentejo (La Matanza, La Victoria y Santa Úrsula) y el del Valle de La Orotava. «En términos globales, estas obras permitirán pasar de un 45 % de depuración de aguas a un 85 %», sentencia Rodríguez.