Un derecho
Luis M. López
Verano 2024
Frustración. Eso es lo que sienten miles de jóvenes. Tantos años de preparación y esfuerzo ¿para qué? Para acabar, con suerte, en un trabajo con malas condiciones y cobrando un sueldo que te permita vivir lo justo. Hoy en día, quien tiene un trabajo, aunque sea ese tipo de trabajo, debe sentirse afortunado ¿o quizás no?
La búsqueda de empleo es algo tedioso, es como buscar una aguja en un pajar y cuando encuentras esa aguja no es tan bonita como pensabas. A muchos se les llena la boca hablando de futuro, pero es que la vida pasa y nadie, absolutamente nadie, se preocupa por solventar la situación.
La Constitución Española, aquella normativa que en la práctica es papel mojado, dice que “Todo español tiene el deber de trabajar y el derecho al trabajo”. Ojalá esto fuera real, pero nos han tomado el pelo. ¿Cuantas personas tenemos en España viviendo de las ayudas del Estado? ¿Cuántos jóvenes años de formación están esperando para mendigar un empleo que, como decía antes, hoy en día ha llegado a ser un privilegio?
Nos estamos cargando el futuro, y no hablo de la inteligencia artificial, que eso es otro tema a parte. Los jóvenes son el futuro pero las condiciones en las que viven no son justas. Aquí todos tenemos culpa. Los jóvenes por no manifestarse en una concentración nacional, como sí ocurriría en el pasado, y los empresarios por no ofrecer suficientes oportunidades ni mejorar las condiciones laborales de sus trabajadores.
Muchos tienen razón cuando dicen que los jóvenes están cansados. Sí. Los jóvenes están cansados de que se rían en su cara. Cansados de que tras años de formación no encuentren nada. Cansados también de enviar currículum por correo y no recibir respuesta. Cansados de terminar en trabajos precarios. Y quien tenga algo que decir en contra estaré encantado de discutir y llegar al entendimiento.
Yo no soy nadie. Solo un periodista con sentido común que pide un poco de cordura y que dejen de marear la perdiz. Este país necesita una reforma estructural. No más parches para salir del paso. Necesitamos medidas orientadas a un futuro próspero y no medidas a corto/medio plazo.
Necesitamos crear mejores oportunidades y dárselas a quienes realmente las necesitan: a aquellas personas que todos los días se esfuerzan de verdad por construir su camino. El esfuerzo debe verse recompensado. No podemos seguir en la rueda eternamente. Los jóvenes siembran y siembran pero los frutos, o las oportunidades, escasean.
Los que mandan, y los jóvenes debemos pensar en qué futuro queremos vivir. Necesitamos crear una mayoría que esté dispuesta a afrontar un cambio social. Si queremos cambiar las cosas debemos actuar. De nada sirve reducir la jornada laboral y aumentar el salario mínimo si las oportunidades laborales de los profesionales del mañana y sus condiciones laborales (si tienen la “suerte” de conseguirlas) son escasas y no se ajustan al nivel de vida actual.
Ya está bien de tantas largas, de dejar que pase el tiempo y de mirar para otro lado. Este problema es real. Existe. Resolvámoslo. Se acuerdan de aquello que nos decían en el colegio: “Estudia mucho y conseguirás un buen trabajo”. Pues eso. Solo pedimos más y mejores oportunidades. Por favor.