Arte, autonomía y resistencia: el poder de Sastraka Gaztetxea
Matteus Badlik
Invierno 2023
El pasado jueves 21 de diciembre tuve la suerte de poder participar en un evento organizado por el Sastraka Gaztetxea. Se celebró el solsticio de invierno (Neguko Solstizioa) para despedir la noche más larga del año, y con ello, el gaztetxe estaba repleto de talleres creativos y actividades para los más pequeños. Tuve la oportunidad de contribuir en la organización y guía de las actividades gracias a la estructura política de asamblea abierta que mantiene esta entidad.
Durante la tarde, los niños disfrutaron de diversas actividades diseñadas para estimular su imaginación y creatividad. Desde talleres de arte hasta juegos interactivos, teatro con marionetas acompañado de castañas asadas y chocolate caliente, el día ha sido regalado para el goce de la comunidad. El Neguko Solstizioa lo celebran anualmente desde la apertura del gaztetxe y es de los pocos eventos destinados a los niños más jóvenes.
Los padres lo aprecian mucho, ya que es una excelente oportunidad de conocer nuevas personas y socializar con la gente de tu entorno. ‘’Sé que son personas muy comprometidas con las relaciones que establecen entre ellos. Nadie es más importante que nadie, todos somos iguales y nos cuidamos entre nosotros. Quiero que mi hija se relacione con gente que no compita, sino que se ayuda a crecer mutuamente’’, dijo una de las madres durante la celebración del evento.
El comienzo del movimiento Gaztetxe
En las entrañas de las ciudades y pueblos, un fenómeno cultural y social ha estado floreciendo, desafiando las convenciones y brindando a los jóvenes un espacio único para expresar su creatividad y participar en la construcción de comunidades alternativas. Los «gaztetxes», esos enigmáticos centros sociales autogestionados, se erigen como faros de autonomía juvenil, donde la música resuena, el arte cobra vida y las ideas fermentan con una gran diversidad.
Desde sus orígenes en la década de 1980 en el País Vasco, los gaztetxes han crecido y evolucionado, convirtiéndose en puntos de encuentro para la expresión artística, el pensamiento crítico y la participación activa de la juventud. Capturan la atención de aquellos que buscan escapar de las estructuras convencionales y participar en un estilo de vida que desafía las normas establecidas, mostrando resistencia a un mundo que a menudo tiende a uniformizarse.
Frecuentemente, los gaztetxes se enfrentan a desafíos legales significativos debido a la naturaleza de la ocupación de edificios. En muchos casos, estos espacios autogestionados se establecen en estructuras abandonadas, desocupadas o en desuso. Aunque la intención sea revitalizar estos lugares, la ocupación puede ser considerada ilegal por las autoridades locales y propietarios.
La presión política es solamente uno de los desafíos a los que se enfrenta la comunidad, teniendo en cuenta que son centros autogestionados y autofinanciados, cuentan con poco apoyo de la ciudadanía ordinaria. Este es el relato de Sastraka Gaztetxea, donde la autonomía y la cultura son el corazón latente de una revolución silenciosa que se desarrolla en el municipio de Portugalete.
El nacimiento de Sastraka
Para entender la historia del Sastraka Gaztetxea nos tenemos que remontar al siglo XIX. Bizkaia había perdido parte de su población debido a numerosos y trágicos accidentes laborales causados por la plena revolución industrial. Con el propósito de atender a las jóvenes que quedaban huérfanas y sin un futuro profesional, Doña Sotera de la Mier, quien heredó una significativa fortuna industrial en Portugalete, estableció el Colegio Nuestra Señora del Carmen. Sin embargo, en poco tiempo, el colegio sufrió un incendio que lo dejó en ruinas. En 1894, el nuevo colegio fue fundado y tras 120 años de actividad, el Colegio del Carmen del barrio de Azeta cierra sus puertas definitivamente en el 2012.
En junio del año 2020, esta edificación fue ocupada por un grupo de jóvenes con la intención de transformarlo en un gaztetxe. Este acontecimiento coincidió con el periodo de la pandemia de COVID-19, durante el cual las opciones de actividades se vieron considerablemente reducidas. En este contexto, la creación de un centro social como el gaztetxe se presentó como una respuesta pertinente a las necesidades de la comunidad.
Con el tiempo, este proyecto ha experimentado un crecimiento significativo al congregar a diversas personas interesadas, consolidándose como un espacio que ha logrado satisfacer demandas sociales y culturales en el entorno local.
El 24 de agosto del mismo año, se registró un incendio en la capilla del antiguo Colegio del Carmen en Portugalete, ya más conocido como Sastraka Gaztetxea. Según las denuncias, el incendio fue provocado con la intención de derrumbar su fachada y su capilla para poder declarar el edificio en estado de ruina, lo que facilitaría su demolición para aprovechar el terreno con fines económicos.
Afortunadamente, en el momento del incidente no se encontraba ninguna persona dentro del Gaztetxe y los daños no fueron graves. La reacción de la comunidad fue inmediata, cientos de personas se manifestaron ese mismo día en una revuelta para instar al ayuntamiento a tomar medidas al respecto.
Después de este incidente, Sastraka ha ido evolucionando hasta llegar a donde está hoy. El edificio está completamente decorado con pinturas y obras artísticas; posee numerosas salas funcionales como por ejemplo una biblioteca, varios talleres, cocina, baños, salas de estudio, una sala de baile, un pequeño escenario e incluso huertas en las cuales se cultivan cosechas totalmente naturales y orgánicas. Para llegar a este estado, la comunidad ha estado trabajando sin parar durante años, persiguiendo un sueño colectivo y mostrando resistencia a todo aquel que les quiera arruinar su objetivo.
El nombre Sastraka proviene de la gran cantidad de zarzas y maleza que había en el territorio cuando lo ocuparon (sastraka se traduce en euskera como maleza, espesura…).
Impacto social
El Sastraka Gaztetxea, surgido en el contexto de la pandemia, ha demostrado ser un valioso recurso para la comunidad de Portugalete y alrededores. En una época en la que las opciones de participación y actividades sociales se vieron drásticamente reducidas, este espacio se erigió como un refugio cultural y comunitario. Al haber ocupado y rehabilitado el antiguo Colegio del Carmen, Sastraka Gaztetxea ha revitalizado un edificio abandonado, convirtiéndolo en un centro dinámico que ofrece una variedad de eventos y servicios para el beneficio de la comunidad local.
Una de las contribuciones más destacadas del Gaztetxe es la organización de conciertos, que proporcionan una plataforma para artistas locales y regionales, fomentando la escena cultural en la zona. Además, cuentan con un mercadillo de intercambio de ropa, llamado Sastruke, que promueve la sostenibilidad y el consumo responsable. Del mismo modo, los frecuentes talleres creativos ofrecen oportunidades de aprendizaje y expresión artística. El colectivo está orgulloso de su cultura y sus tradiciones, por lo que cabe destacar que la mayoría de las gestiones y los comunicados se llevan a cabo en euskera, ayudando a mantener las costumbres del País Vasco.
Sastraka también se destaca por su compromiso social, ofreciendo un espacio seguro para todo aquel que quiera participar o sentirse incluido en una comunidad. Se organizan charlas de concienciación sobre temas relevantes e inclusión social. La más reciente ha sido el 2 de diciembre sobre la situación actual en Palestina. Una persona que ha visto el terror con sus propios ojos ha venido a contar su experiencia y a transmitir el dolor que se vive actualmente en esos territorios. Asimismo, el pasado 27 de noviembre han colaborado con la asociación ASOCOLVAS para trabajar el huerto de forma comunitaria y reflexionar sobre alternativas alimentarias.
La iniciativa de cultivar huertos que producen diferentes productos no solo promueve la autosuficiencia alimentaria, sino que también establece una conexión directa con la naturaleza y fomenta prácticas agrícolas sostenibles. Tras haber hablado con Roberto, un agricultor proveniente de Colombia que lleva varios años en el País Vasco, nos revela que en la comunidad hay gran interés detrás de la agricultura.
Según su experiencia, es más complicado cultivar aquí debido a las estaciones y al mal tiempo que puede hacer durante los meses de invierno. No obstante, él está encantado de llevar a cabo esta labor y tiene ganas de instruir a los jóvenes que se interesen por la agricultura. Heredó las habilidades de sus padres y no piensa dejarlo jamás, ya que siente una gran conexión con la naturaleza.
Está orgulloso de poder aprovechar las tierras que rodean el Sastraka para posteriormente vender los productos en el mercado local o consumirlos con los demás participantes. ‘’Hay unos proyectos aquí en Sastraka que se centran en la agrología ecológica, no utiliza nada de químicos ni productos artificiales. Se trata de aprender a aprovechar lo que la misma tierra nos ofrece y estoy contento de poder ser yo quien les enseña’’ menciona Roberto.
No menos importante, el Gaztetxe también posee una zona para la acogida de gatos callejeros, brindándoles un hogar seguro y mejorando su calidad de vida. Esta iniciativa no solo demuestra empatía hacia los animales, sino que también sensibiliza a la comunidad sobre la importancia del cuidado de los seres vivos en situaciones de vulnerabilidad.
Autogestión y organización
Sastraka Gaztetxea se erige como un ejemplo vivo de organización y autogestión comunitaria en Portugalete. Con una filosofía arraigada en la libertad y participación colectiva, mantienen una estructura de asamblea abierta que invita a cualquier persona interesada a unirse y contribuir en la toma de decisiones. Aunque en sus inicios la asamblea solía reunir a decenas de personas, la participación ha evolucionado con el tiempo, y actualmente, aunque son menos en número, el
espíritu colaborativo persiste de manera sólida. El dinamismo de Sastraka Gaztetxea se ve impulsado por la llegada constante de caras nuevas, cada una aportando perspectivas originales y propuestas que enriquecen el debate y la planificación de futuros proyectos. ‘’Si alguien quiere unirse y proponer algún proyecto en concreto que tiene en mente o simplemente participar y ayudarnos, siempre será bienvenido’’, aclara Nora Castro, miembro de la asamblea desde hace 2 años.
En sus primeros días, la asamblea de Sastraka Gaztetxea adoptó una estructura central que, ante el considerable número de participantes, se dividió en subgrupos especializados. Esta subdivisión permitió una gestión más eficiente al asignar responsabilidades específicas a cada equipo, como la comunicación y las redes sociales, el mantenimiento del huerto, o la limpieza y organización del espacio.
A medida que la comunidad evoluciona, la asamblea actualmente opera con dos enfoques principales. Por un lado, se dedica a discutir y resolver temas internos del Gaztetxe, asegurando su funcionamiento diario. Por otro lado, existe un espacio específico en la asamblea para aquellas personas externas que desean colaborar y contribuir a la organización de eventos.
La autenticidad de su modelo de autogestión se refleja en su total independencia financiera. Para llevar a cabo los proyectos y eventos que dan vida al Gaztetxe, dependen exclusivamente de los fondos generados internamente a través de las actividades que organizan.
Desde conciertos y eventos culturales pasando por merchandising propio de Sastraka, cada iniciativa se convierte en una fuente crucial de recursos que asegura la continuidad y crecimiento del Gaztetxe. Este enfoque de autosuficiencia no solo consolida su autonomía, sino que también fortalece el lazo entre la comunidad y el Sastraka, demostrando que la creatividad y la colaboración pueden florecer sin depender de recursos externos.
Retos y desafíos
Aunque el gaztetxe de Sastraka ha experimentado una relativa armonía con las autoridades locales, la operación de un gaztetxe conlleva ciertos retos inherentes. Uno de los desafíos más prominentes es la ocupación de edificios, una práctica que, aunque es fundamental para la existencia del Gaztetxe, se encuentra en un terreno legal complejo. La ilegalidad de la ocupación genera cierta inseguridad jurídica, y en el caso específico de Sastraka, el edificio que se alberga es un monumento histórico.
Esto permite a la comunidad llevar a cabo sus proyectos hasta que la edificación se declare en ruinas, momento en el cual las autoridades tienen el permiso de derribarlo. ‘’No hay protocolos a seguir para la ocupación, ya que es ilegal, pero no estamos contando con el consentimiento del propietario y tarde o temprano puede que tengan que enfrentarse a un desalojo. Lo ideal sería hacerlo de manera legal, llegando a un acuerdo con el propietario del local o con el ayuntamiento’’, añade el cuerpo local de la Ertzaintza.
Además, a pesar de las buenas relaciones con las autoridades locales y los vecinos, la realización de eventos como los conciertos ha generado ligeros problemas. Las quejas respecto al ruido llevaron a la implementación de soluciones prácticas, como el cierre de una de las entradas, demostrando la disposición de Sastraka Gaztetxea para abordar las preocupaciones de la comunidad. En conjunto, estos desafíos reflejan la complejidad de mantener un espacio autogestionado en un marco legal a veces restrictivo, aunque Sastraka ha logrado sortear estas dificultades con ingenio y compromiso comunitario.
El término ‘gaztetxe’, más que un edificio ocupado, es un reflejo vibrante de la capacidad comunitaria para resistir y crear. A medida que miramos hacia el futuro, estos centros sociales se van convirtiendo en una necesidad del pueblo. Es un lugar libre donde todos somos iguales y todos tenemos voz y voto. Se trata de un sitio único e inigualable que no sería posible gracias a la comunidad ambiciosa que hay detrás. Su historia continúa siendo escrita por aquellos que, con pasión y determinación, han convertido este espacio desolado en un faro ardiente de cultura alternativa y autenticidad.
Momentos memorables en Sastraka Gaztetxea
En septiembre del 2020 han puesto en marcha la reforma del tejado de la capilla para poder preservar el patrimonio de este histórico edificio y con ello, el del pueblo. Han utilizado todos los recursos que tenían a disposición, tanto materiales como humanitarios, y están a la espera de que las instituciones pertinentes y los propietarios asuman su responsabilidad en la protección y tomen medidas adicionales para garantizar la salvaguarda y la conservación adecuada de este legado histórico.
El 4 de agosto del 2021, el Sastraka ha sido víctima de uno de los numerosos ataques que recibe este sitio de forma semifrecuente. En este caso han destruido varios instrumentos musicales, dejaron en ruinas varias salas comunes y derramaron bebidas por gran parte del espacio. La comunidad del gaztetxe ha dejado un comunicado muy claro al respecto. ‘’Entendiendo el gaztetxe como un espacio abierto al pueblo, por lo tanto QUIEN ATACA SASTRAKA ATACA AL PUEBLO».
Por último, el 18 de abril de 2022, el Gaztetxe ha sido víctima de otro ataque más. En este caso, los atacantes decidieron incendiar la sala de conciertos dejándola en un estado deplorable y bajo cenizas. No obstante, como cualquier otro obstáculo, el colectivo se puso manos a la obra y en un par de días, con la ayuda de decenas de voluntarios, han podido restablecer el lugar a su forma original. No se sabe nada de los agresores ni cuál fue el motivo, pero podría ser un intento más de declarar el edificio en estado de ruina para poder derribarlo.