El germen del gueto
Luz Edith Toro, Sofía Ramos, Paula Ramos, M. J. Romero, Sintra da Costa, Jorge Dóniz e Ibrahima Hernández
Primavera 2019
La aparición de los guetos es una consecuencia de las ciudades modernas. El diseño y la ubicación de los mismos hacía que sus habitantes estuvieran aislados y fueran excluidos. Incluso pertenecer a uno les servía para ser eles y no ser castigados por su cultura y tradiciones. En términos urbanos, un grupo social se considera vulnerable cuando dentro del espacio que habita sufre situaciones contrarias a lo que se puede considerar como bienestar, con una serie de características definidas: situaciones críticas constatadas o contextos en los que existan ciertas desventajas que favorezcan la llegada de esas condiciones.
Una situación complicada que exige un análisis profundo en el que pueda haber una intervención múltiple. Las limitaciones existen, respecto a la obtención de datos actuales y fiables, porque los censos poblacionales son el recurso más adecuado para extraer todas las variables a estudiar y se elaboran cada 10 años. El último en España se realizó en 2011.
El aumento de lo que amenaza y pone en riesgo, ya sea a los individuos, a las comunidades o, en general, a los habitantes de un país, va acompañado de la fragilidad de las herramientas con las que se pueden combatir todas las variables que generan un bajo nivel en la calidad de vida y de convivencia de la gente. En Canarias existen multiplicidad de barrios vulnerables y en Santa Cruz de Tenerife exactamente se ubican en la zona periférica suroeste.
En la metrópoli existen barrios que se pueden calificar como vulnerables al observar y reconocer los espacios públicos abiertos en el Plan General de Ordenación del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife. En la isla de Gran Canaria también se pueden enumerar otros tantos que cumplen con estas circunstancias .
La desigualdad, la vulnerabilidad y la existencia de pobreza y exclusión son cuestiones de gran importancia política, urbanística, arquitectónica y social. La estructura socioespacial segregada parece un problema que se ha incrementado en las últimas décadas en relación con el proceso de crecimiento de las ciudades.
¿Existe o no vulnerabilidad?
El concejal de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife, Carlos Tarife, no considera que haya barrios vulnerables en la capital tinerfeña desde el punto de vista urbanístico. “Aquellas zonas, que pueden ser catalogadas como tal, cuentan con infraestructuras suficientes para cubrir las necesidades de los vecinos. La vulnerabilidad de estas comunidades siempre está determinada por la tasa de paro, ya que el empleo es el que determina los proyectos de vida de la gente”.
El político manifiesta que si bien es cierto que Añaza, uno de los casos más paradigmáticos, fue construida de espaldas al mar, sí tiene ramblas, piscina, zonas deportivas, guardería pública, colegio, oficinas del Ayuntamiento, dependencias de la policía local…”.
Los vecinos de Añaza comentan que su barrio ha cambiado. Yeray lleva viviendo en la zona 24 años. Para él la gran modificación son sus habitantes: “La gente sobre todo ha cambiado. Antes no se podía salir a la calle y hoy en día puedes hacerlo tranquilamente. No tienes problema”. Juan Pérez Fumero también tiene una visión positiva de su barrio. Él lleva once años viviendo en esta zona y su respuesta es rotunda: “ Es uno de los mejores barrios de Santa Cruz, de los mejor dotados. Tiene de todo”
Miguel Ángel Pérez, consejero insular de Política Territorial del Cabildo de Tenerife, “la realidad es que la guetificación se ha heredado del modelo franquista pero la han ido corrigiendo al compaginar nuevas infraestructuras”.

Coincide con Tarife en que “Añaza es uno de los barrios con mejores dotaciones de Santa Cruz y ha ido evolucionando, ya que no es lo que era en los años 90, a pesar de que conserva la fama de barrio degradado”. Pero di ere en que “barrios como Juan XXIII o San Juan Obrero no tengan más problemas de estructura urbanística y social, porque están envejecidos”.
Sin embargo, el concejal opina que, “en concreto Juan XXIII, sí tiene dotación urbanística suficiente ya que cuenta con un hospital, instalaciones deportivas, parques, avenidas, institutos y colegios, y además tiene una conexión con el servicio de transporte como el tranvía y la guagua, que son una prestación muy potente”.
Un vecino de esta zona, que ha querido permanecer como fuente anónima, señala, en cuanto a las infraestructuras, que “los edificios están muy viejos, las escale- ras hay que renovarlas, hay que poner ascensores porque hay gente que vive en un quinto piso y que son gente mayor o están imposibilitados. Estamos abandonados de la mano de Dios”.
Otro, que también prefiere mantenerse en el anonimato destaca la poca colaboración del Ayuntamiento: “el Municipio no pone de su parte, son los vecinos quienes dan la cara. En los aspectos de infraestructura, la barriada está abandonada”. Pese a varios intentos fue imposible concertar una entrevista con el presidente de la asociación de vecinos 17 de marzo de este barrio, José Luis González Lezcano.
Además, el consejero Pérez expresa que “estas zonas son barrios, con diversas necesidades por la diferencia de edad de sus pobladores. Antes hacían falta ludotecas y guarderías. Pero ahora hay personas mayores que vi- ven solas, y tienen dificultades en las estructuras de los edificios que no están adaptados… La situación se puede agravar en los próximos 10 años”.
Sin embargo, el concejal de Santa Cruz manifiesta, en discrepancia con lo que declara Pérez, que “estas mejoras se han impulsado de otra manera y se están haciendo en todos los distritos. Hace poco en Añaza se ha mejorado la accesibilidad a las zonas”.
Tarife comenta que “en Añaza también hay demandas de mejoras de instalaciones deportivas y se está estudiando el plan para introducir arreglos en todos los ámbitos”. Añade que, “por ejemplo Santa Cruz ha sufrido varias riadas y se ha mejorado la canalización de las aguas. Es un dinero que no se ve, pero que hace falta invertir”.
Pérez Hernández admite que “el Cabildo de Tenerife, a través del Área de Vivienda está empezando a reformar núcleos de población de bajo nivel económico para adaptar esas viviendas con ascensores, por ejemplo, pero también es necesario un plan de reestructuración del entorno”.
Como apunte general, el consejero insular cree que “los barrios tenían servicios como una asociación de vecinos, un polideportivo, un centro para jugar al dominó, árboles y parques infantiles, ya con eso se conformaba la gente. Ahora no. Tenemos muchísimas canchas deportivas inutilizadas porque ya no hay niños o hay muy pocos”.
Añade que “el suroeste es la zona de expansión urbana de Santa Cruz, le queda eso y poco más. Hay mucho por desarrollar y es obligación de la Administración dotar la zona de servicios. Además, explica que “hay que cambiar el modelo de desarrollo urbano, y mezclar adosados con residencias en altura, mejorar los centros educativos y sociales. Lo que no tiene sentido es que si hay 80 o 90 mil personas en el suroeste todas se tengan que desplazar para servicios médicos a otros barrios colindantes o al centro”.
El consejero insular concluye que entre los proyectos está el tren y la expansión del tranvía hacia el suroeste que aumentaría la movilidad y la eficacia y contribuirían a mejorar las infraestructuras y acondicionar esos núcleos de desarrollo industrial, generando muchos puestos de trabajo que beneficiarían la zona.
En el caso de la isla de Gran Canaria, Javier Doreste, concejal de Urbanismo de la capital, estima que sí existen barrios vulnerables en la isla. Es más, indica que “se está haciendo un estudio social porque no se saca nada rehabilitando o dando una vivienda nueva si no hay mayor implicación. No se trata solo de dotar a un barrio de mejores servicios, parques, zonas verdes, sino que también la gente que vive en ellos tenga la iniciativa de cuidarlo”.
Doreste considera que el urbanismo y la arquitectura juegan un papel importante en la situación de exclusión social de los barrios y afirma que es una tendencia histórica. “En Gran Canaria se construyeron verdaderos contenedores de gente durante los años del franquismo. Muchos de ellos sin servicios, ni colegios. Pero después, durante la democracia, se consintió que se fabricaran otros como, por ejemplo, Riscos Negros o Ciudad del Campo, sin ningún tipo de servicio, sin sistema de guaguas, guarderías, escuelas o zonas recreativas. Desde luego que el urbanismo tiene muchísimo que decir en esto, sobre todo, cuando promueves planes colaborativos con los ciudadanos para que ayuden a diseñar su propio barrio y así lo hagan suyo y lo cuiden más”.
La propuesta y prioridad del concejal grancanario es la de urbanizar los barrios en procesos de participación ciudadana, que los vecinos sepan y colaboren en la toma de decisiones y conozcan que se va a hacer en el barrio. “En San Nicolás hemos tenido la experiencia del diseño de un parque infantil creado por los propios niños del barrio. Entonces cuando actuamos en una zona lo primero son las comunicaciones, el transporte público y luego áreas como la accesibilidad, los espacios deportivos, los espacios verdes, áreas libres, las zonas comuna- les para que tengan lugares donde reunirse, debatir, las bibliotecas o las escuelas de música”.
Verdaderos contenedores de gente
No obstante, este es un asunto que concierne de igual forma a los geógrafos, debido a que la construcción y las condiciones urbanísticas también son parte de su campo. Para el doctor en Geografía y licenciado en Filosofía y Letras, José León García, todos los barrios no se diseñan bajo el mismo criterio. “Incluso en muchos casos no se han diseñado necesariamente, es que es la población que ha ido a vivir ahí porque tiene unas determinadas condiciones que han ido confirmando un barrio con esas características.
Precisamente uno de los cambios que se ha producido en el planeamiento de las administraciones es un intento de no guetificar la ciudad y no diseñar un barrio para las personas que tienen menos recursos sino incluir dentro de otros determinados bloques de viviendas sociales para esas personas”, explica.
En Canarias existen 58.614 hogares en pobreza severa, cuyos ingresos son menores a las 228 euros. Familias que están localizadas en su mayoría en territorios donde se encuentran los procesos de abandono urbanístico y que además están poco atendidas por el poder público y el capital privado.
Juan Samuel García, investigador predoctoral del Departamento de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna, apunta que “esa concentración espacial se debe a que la producción de la ciudad se ha basado más en criterios de rentabilidad que de equidad. La gestión urbana ha considerado adecuado ubicar a la población desfavorecida en barrios alejados y ausentes de mixtura social, un modo de proceder que no permite avanzar hacia la necesaria integración social”.
A su vez, hace hincapié en las Viviendas de Protección Oficial y destaca que “conforme crece la ciudad, la vivienda protegida ocupa una posición más distante respecto a los centros urbanos. En el caso de Santa Cruz de Tenerife, desde la década de los 40 estas viviendas se han localizado en la primera periferia, en los barrios de García Escámez y Santa Clara. Mientras a partir de los 70 ocupan la periferia más alejada en el Distrito Suroeste, esto es, Santa María del Mar o Añaza. El criterio fundamental, en mi opinión, es el menor precio del suelo. Los sectores más próximos al centro urbano serían reservados para población de otro perfil social”.
Desde el punto de vista de la accesibilidad, Cristina Sáenz- Marrero, arquitecta, vicepresidenta de Cluster Construcción Sostenible de Canarias y miembro de la Asociación Española de Profesionales de la Accesibilidad Universal, expone que “los barrios vulnerables se crean a raíz de que convivimos en una sociedad que construye barreras que contribuyen a la exclusión”.
Es una cuestión transversal, “porque no se trata de tu casa y de tu calle sino del colegio, el supermercado, el transporte público… Nos atañe a todos y se puede mejorar desde cualquier ámbito profesional. Si esto ocurre en las ciudades, en los barrios vulnerables más aún. Creo que es una cuestión de dinero, se dedican más recursos económicos al centro de las ciudades que a estos puntos y si no se arreglan los barrios que son herencia de ese urbanismo salvaje vamos a seguir en la línea. Si no hay presupuesto para mejorar la calle debería asegurarse que hubiera un servicio de comunicación accesible para al menos que estas personas no queden marginadas en un gueto”, sentencia la arquitecta.
El factor de ‘género’
Debemos admitir el factor género en la ciudad como la fuente de una nueva cultura compartida, y debemos participar en la definición de una nueva filosofía del ordenamiento territorial❞ . Carta Europea de la Mujer en la Ciudad,1995
La perspectiva de género en urbanismo trata de “colocar en el centro las necesidades complejas de la vida cotidiana y poner también en valor todo aquello que tiene que ver con las ciudades y la gestión de la vida doméstica, que es el rol que corresponde al trabajo reproductivo de la mujer”, argumenta Rosa Solaz, arquitecta y experta en Inclusión.
Son cuestiones que tienen una dimensión urbana con un correlato en el espacio y en los servicios públicos. En este sentido, Ana Sanchez, doctora en Ciencias Jurídicas y Sociales por la Universidad Pública de Navarra y autora de la tesis Ciudades conciliadoras: urbanismo y género, apunta que “los datos muestran que las tareas asociadas tradicionalmente a las mujeres siguen recayendo en mayor medida sobre ellas y esta realidad di culta su acceso en condiciones de igualdad. Por eso es más necesario que nunca atender a este hecho en el diseño de las ciudades. Es necesario atender a los equipamientos, la proximidad de los servicios y los transportes públicos que faciliten la movilidad”.

La Convención sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW, 1979) establece una plataforma de derechos de las mujeres con el n de alcanzar la igualdad y la erradicación de todas las clases de discriminación basada en género.
Ya en España, la Ley de Igualdad de 2007 determina que las Administraciones Públicas tendrán en cuenta en el diseño de la ciudad la perspectiva de género y en su artículo 31 establece que “las políticas urbanas y de ordenación del territorio tomarán en consideración las necesidades de los distintos grupos sociales y de los diversos tipos de estructuras familiares, y favorecerán el acceso en condiciones de igualdad a los distintos servicios e infraestructuras urbanas”.
Ana Sancho considera que “están teniendo lugar muchos cambios que llevan a un urbanismo inclusivo, que persigue un modelo de ciudad que integre la perspectiva de género y que además sea para todas las personas y para todas las etapas de la vida”.
Calles seguras
Según los datos de la Macroencuesta de Violencia contra la Mujer 2015, un 11,6% de las mujeres mayores de 16 años aseguró haber sufrido algún tipo de agresión física en la calle y el 7,2% reconoció haber sido víctima de agresión sexual también fuera del ámbito de la pareja. Este es uno de los aspectos considerados en esta área del urbanismo: la seguridad, que debe ser abordada bajo los “Principios de Montreal sobre el diseño de espacios públicos”, entre los que cabe citar, entre otros, el oír y ser oída, el ver y ser vista y el saber dónde se está y adónde se va.
La mujer, como ocurre con otros colectivos, está infrarrepresentada en la planificación urbana (Samir Awad Núnez, 2014). Ellas suelen moverse más en transporte público y andando que los hombres, desempeñan una doble carga laboral, al tener un empleo retribuido y cargar con un mayor peso en las labores del hogar; asumen las labores del cuidado de niños, ancianos y personas dependientes; sus actividades repercuten en su vida con un mayor número de desplazamientos que el de los hombres y un tránsito por el viario urbano también mayor.
“El reto del urbanismo en la actualidad es hacer ciudades más habitables y humanas para los hombres y las mujeres. Para ello debe buscar la mejor manera de facilitar la organización espacio-temporal del trabajo y la vida doméstica para individuos y familias”, matiza Sancho.
Añaza, paradigma de vulnerabilidad socioespacial
Añaza posee uno de los grandes proyectos que no termina de concretarse desde hace más de una década: el parque marítimo y la adecuación de la zona costera. Samuel García, presidente de la Asociación Cultural Luis Celso García Guadalupe señala que “hay muchos vecinos que quieren que la zona de la costa esté acondicionada. ¿Por qué se tienen que desplazar a otros puntos de Santa Cruz o a otros municipios cuando tenemos una costa espléndida con calas naturales? Lo único que hay que hacer son pequeñas intervenciones y habilitar espacios seguros para gente mayor, gente con discapacidad…”.

David Izquierdo, Raquel Guanche y David Espejo son los tres arquitectos que en 2014 se alzaron con el premio al concurso de ideas para esa parte de la costa santacrucera. De este proyecto vencedor nada se ha llevado a cabo. Izquierdo afirma que Añaza es un área llena de contrastes: “su alta densidad, el barranco con la vegetación autóctona y Acorán, de alto standing. El proyecto tenía la capacidad de homogeneizar las dos zonas o barrios, crear una gran infraestructura que puedan usar todos, con lo cual ayudaría a la mistificación social”.
El esqueleto del hotel abandonado desaparecía en su proyecto: “La mayor carga de programa la pusimos en la plataforma. Según avanzábamos, aprovechábamos los entrantes y salientes de la costa para hacer unas piscinas seminaturales y, como remate, planteábamos un gran parque en ladera que era un gran palmeral”. Izquierdo señala que “el proyecto iba colonizando las cosas que podía y las zonas que eran más abruptas y más vírgenes se estrechaban e iba siendo más respetuoso con todo ese paisaje”.