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Pintando con algoritmos: la revolución artística de las inteligencias artificiales

Por: Matteus Badlik

* Reportaje publicado en 2024 *

En la intersección de la creatividad humana y el potencial infinito de la tecnología, emerge una revolución en el mundo del arte que está redefiniendo el significado de la expresión artística. La inteligencia artificial (IA), con su capacidad para aprender, crear y colaborar, está desempeñando un papel cada vez más prominente en la creación artística. Lo que una vez se consideró exclusivamente humano, la capacidad de crear, sentir y expresar, está experimentando una transformación radical.

Colaboración entre humanos y la IA

Las primeras inteligencias artificiales enfocadas en la creación artística surgieron en las últimas décadas, con un aumento significativo en los avances en este campo en los años recientes. Aunque la IA en el ámbito artístico ha experimentado un crecimiento notorio en la primera mitad del siglo XXI, los primeros intentos de utilizar la tecnología para la creación artística se remontan a las décadas de 1960 y 1970.

Un ejemplo temprano fue el programa «AARON», desarrollado por el artista Harold Cohen a partir de 1973, que generaba obras de arte visual, especialmente dibujos y pinturas, utilizando reglas y algoritmos específicos. A lo largo de los años, Cohen continuó desarrollando AARON y explorando cómo esta IA podría crear arte de manera autónoma.

Sin embargo, la explosión real de la IA en el mundo del arte se ha producido en las últimas dos décadas, con el uso de algoritmos de aprendizaje profundo y redes neuronales generativas. En la música, la pintura, la literatura y otros campos artísticos, la IA ha comenzado a producir obras de arte que desafían las nociones tradicionales de creatividad y autoría.

Muchos artistas han utilizado estas herramientas para inspirarse o completar parcialmente sus obras. Niko Vázquez, un artista destacado proveniente del País Vasco, destaca con su obra «MAKE BILBAO GRAI AGAIN«. Se trata de una colección de imágenes que reflejan la ciudad de Bilbao en los años 80 creadas por la inteligencia artificial y editadas posteriormente. El principal dilema con el contenido generado mediante algoritmos informáticos es si se considera arte o no. El arte es un concepto muy subjetivo y cada uno lo definimos de una manera diferente. Para Vázquez, «el arte se manifiesta en el momento en el que tu obra produce una emoción en el espectador».

‘Txabola Uretamendi’ – Niko Vázquez
Portada del libro ‘’Make Bilbao Grai Again’’

«Las imágenes las he creado con el programa de inteligencia artificial MidJourney. Al principio cometía muchos errores, hacía rostros y posturas inhumanas por lo que tuve que corregirlos en Photoshop con una técnica llamada underpainting. Es decir, seleccionas parte de una imagen y la vas corrigiendo hasta que consigues lo que tú quieres. Por ejemplo, en la portada del libro, las manos del obrero tienen 3 falanges en vez de dos. Ese error lo dejé a propósito para reflejar que en efecto se trata de una imagen creada artificialmente y no es la realidad. Todas las imágenes han pasado por Photoshop y hay un gran trabajo detrás. Te puedo confirmar que cada imagen está compuesta por 20 o 30 capas de manera como si fuera un collage. Es un claro ejemplo donde la obra salió de mi mente pero fue hecha realidad gracias a las herramientas digitales de las que disponemos» – Niko Vázquez.

‘Vulpes’ – Niko Vázquez
‘Inundaciones’ – Niko Vázquez
Creatividad sin límites

Los artistas que han experimentado la evolución de Internet pueden confirmar lo revolucionario que ha sido tener acceso a imágenes de todo tipo a un solo click. Ahora mismo, estamos ante una nueva revolución tecnológica y del arte gráfico. No solo poseemos la capacidad de obtener imágenes de todo lo que nuestra mente puede imaginar, sino podemos decirle exactamente cómo las queremos.

Gracias a la IA tenemos mucho más margen de maniobra que nos permite explorar las infinitas posibilidades de la generación de imágenes. El resultado de una imagen generada por la inteligencia artificial puede ser exactamente lo que estés buscando o, al contrario, totalmente opuesto a lo que esperabas. Y esa es la razón por la que la IA expande nuestra creatividad sin límites, ya que cada imagen producida será única y jamás vista anteriormente. Puedes jugar con estilos, mencionar artistas, crear tu propia composición, darle libertad a la máquina para que haga lo que considere…. Las posibilidades son infinitas.

Las herramientas de la IA están en continuo desarrollo y evolución. A día de hoy, las más destacadas y utilizadas por los usuarios para la creación de imágenes digitales son:

 

MidJourney. Es un laboratorio independiente que investiga la Inteligencia Artificial. Genera las imágenes con un estilo propio y destacable, siendo estas más realistas y con más detalles que otras IA. Tiene una versión de pago pero también se puede utilizar de manera gratuita, mediante un bot en el Discord oficial del proyecto.

 

DALL·E 2. Es un programa de IA creado por Open AI que crea imágenes a partir de descripciones textuales. Utiliza técnicas de aprendizaje automático para que sus imágenes se acerquen cada vez más https://openai.com/dall-e-2a la realidad y a lo que el usuario pide. Carece de ‘estilo’ artístico propio, ya que es el usuario quién denomina como desea las imágenes creadas.

 

Google Deep Dream. Es una técnica de procesamiento de imágenes basada en redes neuronales profundas. Fue desarrollada por ingenieros de Google en 2015. Esta técnica utiliza redes neuronales convolucionales para modificar y transformar imágenes de manera creativa y a menudo psicodélica. Se ha vuelto conocida por generar imágenes con características de sueños o alucinaciones, de ahí su nombre.

‘Unsupervised’, una obra de arte con vida propia

El Museum of Modern Art (MoMa) en Nueva York es uno de los museos más reconocidos de todo el planeta. Ha acogido obras de grandes artistas como Picasso o Van Gogh y siempre busca exhibir las piezas más extraordinarias dentro del mundo artístico. El 19 de noviembre del año pasado, el MoMa expuso una obra creada principalmente por la inteligencia artificial titulada ‘Unsupervised’ (traducido al español ‘sin supervisión’). Fue creada por el artista y diseñador turco-americano Refik Anadol. En otras palabras, él fue la mente principal para diseñar el modelo de IA que da vida a esta pieza maestra. Se trata de una pantalla de alta resolución de 7,32m x 7,32m que contiene toda la base de datos pública del MoMa.

Es decir, las imágenes en movimiento que expresa ‘Unsupervised’ están directamente inspiradas en todas las obras de arte que han pasado por las salas de exposición del museo. Además de eso, reacciona ante estímulos como la luz, el movimiento, la acústica y el tiempo que hace en el exterior, a parte de poder expresar fantasía, alucinaciones o irracionalidad, por lo que cada persona que lo haya visto en vivo tuvo una experiencia única e inigualable.

La visión de un profesor

En un tema tan subjetivo como el arte habrá tantas opiniones como seres humanos en la Tierra. Patxi Araujo, artista, docente en la UPV/EHU e investigador originario de Pamplona, afirma que la IA que genera imágenes no usa un proceso creativo para ello sino que acude a un banco de datos mediante las claves que tú le aportas. Según él no se trata de cuestiones artísticas sino de generación de información. «No obstante, sí que pueden existir usos artísticos de estas herramientas», añade al final.

Araujo considera la inteligencia artificial una forma de imaginación. Algorítmica, pero imaginación que puede servir para generar nuevos lienzos jamás vistos. Hizo hincapié en que de hecho deberíamos usarlas y expandir nuestra creatividad gracias a la tecnología. Puso de ejemplo el maravilloso trabajo de Niko Vázquez, una obra creada por la cooperación de las herramientas digitales y la mente humana.

Para el artista y docente, todas las herramientas que establezcan una nueva vía de trabajo son bienvenidas ya que, al final, él como profesional, sabrá distinguir muy bien qué parte de la producción de su alumnado ha sido creatividad y qué parte es respaldada por acciones algorítmicas. «El pensamiento artístico es patrimonio de la humanidad y nunca podrá ser sustituido por una máquina. Los modelos de lenguaje de las inteligencias artificiales son limitadas, la creatividad de nuestras mentes no».

Desafíos éticos y filosóficos

Cuando los algoritmos informáticos son capaces de crear imágenes que se parecen tanto a la realidad que no podemos diferenciarlas de lo ficticio, nos estamos enfrentando a un gran desafío. Las herramientas que utilizamos para cuestiones artísticas, educativas o de entretenimiento, también tienen un gran poder de engañar a la audiencia. Hay que entender que con la IA actual tenemos la capacidad de crear imágenes para nutrir las fake news, escenas de pornografía ilícitas o simplemente grandes estafas que se hacen pasar por lo real.

El oficio del arte es maravilloso, proporciona un montón de luz e inspiración al mundo; no obstante, hay cuestiones más importante a tener en cuenta. «Creo que es muy difícil intentar regular la tecnología de hoy con las leyes de ayer. De momento, lo que sí es importante es que los artistas que estamos utilizando estas tecnologías seamos capaces de autorregularnos de alguna forma. Es decir, de encontrar nuestros propios códigos éticos», añade Javi de La Chica, animador 3D y frecuente usuario de las inteligencias artificiales.

La manipulación de la opinión pública no es nada nuevo. Lleva entre nosotros desde que tenemos uso de la razón

Con herramientas que crean imágenes falsas para respaldar esta desinformación, el problema se vuelve aún más complicado. La detección de imágenes falsas ya era algo preocupante por la facilidad de manipulación con programas como Photoshop. Ahora será casi imposible debido a la precisión de la IA de hoy en día. La difusión de la desinformación trae consigo otros dilemas como el daño a la reputación de ciertos medios que pueden estar usando imágenes falsas sin saberlo o la amenaza a la seguridad pública y la inducción de incertidumbre ante cualquier contenido digital.

Otro gran reto ético al que nos enfrentamos son los derechos de imagen. Cuando se han creado las bases de datos para los lenguajes de generación de imágenes, lógicamente, no se ha pedido permiso a ningún artista. Se han manufacturado bancos de datos con información robada que estaba disponible en la red. Ahora bien, ¿de quién es una imagen creada artificialmente que usa de inspiración de todas las imágenes en Internet? ¿De todos? ¿De nadie? Es un tema que aún está en debate y poco a poco se van aclarando las leyes y las ideas al respecto.

Algunas compañías como OpenIA (desarrolladores de ChatGPT y DALLE entre otros), han puesto medidas provisionales para lidiar con el problema. De momento, varias empresas han restringido el uso de citas de artistas vivos a la hora de generar contenido con IA para proteger sus derechos de autor. Por otro lado, tenemos a gigantes como Google o Meta que son los responsables de rastrear la mayor cantidad de datos para posteriormente comercializarlos.

En un mundo tan digitalizado es realmente complicado encontrar la fórmula para que utilicemos todas las herramientas de forma ética. Una de las soluciones planteadas por los expertos es que los artistas puedan ceder sus obras de forma lícita, a cambio de una compensación económica. De esta manera el mercado se estaría retroalimentando de una forma legal y ética. Estamos ante una revolución tecnológica muy reciente que requerirá tiempo y mentes expertas para establecer una normativa legal, ética y moral beneficiosa tanto para los usuarios como para las grandes empresas.

El proyecto ‘’MAKE BILBAO GRAI AGAIN’’ de Niko Vázquez mencionado anteriormente se puede emplear para analizar la situación actual de los derechos de autor. Se trata de una serie de fotografías creadas por el lenguaje algorítmico MidJourney, por ende, no son posesión de nadie. A pesar de ello, Vázquez le añadió su toque personal editándolas en Photoshop, seleccionando las mejores tomas y creando un libro físico bajo su nombre con la ayuda de una editorial. Esto lo convierte en una propiedad intelectual con licencias de derechos de autor, lo que demuestra que, una vez trabajado y desarrollado el contenido creado por una máquina, este puede llegar a ser propiedad de alguien.

‘’Théâtre d’Opéra Spatial’’, la obra que engañó al mundo
Théâtre d’Opéra Spatial

Esta pintura fue creada por Jason M. Allen en el año 2022 utilizando la tecnología de inteligencia artificial MidJourney. Ganó el concurso anual de bellas artes de la Feria Estatal de Colorado en septiembre del mismo año. Fue una de las primeras veces que una obra generada por IA gana un premio de este tipo.

Se generó una gran polémica cuando los demás participantes tuvieron una fuerte reacción, acusando a Allen de hacer trampa. «No voy a disculparme. Gané y no rompí ninguna regla», afirma el autor. El proyecto fue presentado bajo el nombre «Jason M. Allen a través de MidJourney», lo que jugó a su favor a la hora de defender sus hechos.

El problema radicaba en que los jueces de la categoría de artes digitales fotografía manipulada no sabían que MidJourney utilizaba tecnología algorítmica para generar imágenes. También afirman que de haber sabido esto, igualmente le hubieran otorgado el primer puesto. Salió en las noticias de todo el mundo y la gran mayoría de artistas reaccionaron negativamente, cuestionándose si realmente se trata de una obra de arte.

La controversia con el uso de nuevas tecnologías para prácticas artísticas no es nada nuevo. Cuando se inventó la cámara fotográfica, se consideraba el peor enemigo del arte. Lo mismo pasó con las primeras herramientas de edición digital y programas de diseño asistidos. Ahora, con la llegada de la IA, estamos volviendo a los inicios del ciclo. Hace falta tiempo, y sobre todo ética, para entender hasta dónde va a llegar esta tecnología. No debemos culpar a los artistas que deciden experimentar con nuevas formas de crear, sino a las grandes empresas que deciden sustituir a los humanos por máquinas. «La ética no está en la tecnología, sino en las personas» – Allen.

El futuro del arte

El futuro de todas las inteligencias artificiales es una incertidumbre que queda por descubrir. Es una tecnología que se ha desarrollado tan profundamente en los últimos 2-3 años que no sabemos a ciencia cierta qué camino está cogiendo o cuáles serán sus usos en el futuro. En cuanto a los programas de generación de imágenes, podemos deducir los cambios que van a establecer en la industria tecnológica y artística. Para empezar, un uso común que ya les estamos dando es la creación artística asistida por la IA.

Los artistas van a utilizar cada vez más diferentes plataformas para colaborar con los algoritmos y crear piezas de arte únicas

Hemos visto obras de arte generativo, como es el caso de ‘Unsupervised’, que serán más comunes con el paso del tiempo. La automatización en la producción del contenido digital está cada vez más asistida por programas ‘inteligentes’ como se puede apreciar en ciertos videojuegos o efectos visuales en películas y cortometrajes. Asimismo, ya hay varios modelos de IA que poseen un estilo artístico propio, como es el caso de MidJourney. No es descabellado afirmar que en un futuro muy lejano veremos corrientes artísticas que lleven el nombre de algún lenguaje algorítmico y sea reconocido y utilizado por su exclusivo estilo.

Dejando de lado todas las funciones generativas que tienen estos programas, es oportuno destacar que su uso más común se va a basar en facilitarnos nuestro trabajo. No solo creativo sino en cualquier ámbito. Si podemos ahorrar tiempo y dejar que una máquina realice una tarea por nosotros, ¿por qué no íbamos a hacerlo? Hay tareas que solamente un humano puede llevar a cabo correctamente, pero muchas otras son monótonas y automatizables por lo que las inteligencias artificiales podrían jugar a nuestro favor.

Los animadores utilizan inteligencia artificial para poder acelerar el proceso de animación de ciertos objetos y de la misma manera los fotógrafos o diseñadores gráficos las usan para ampliar su imagen y poder contar con más campo de trabajo. En cualquier profesión habrá sitio para el uso de una IA. Ya es cuestión de cada uno decidir utilizarla o no, pero hacer uso de las nuevas tecnologías no le quita mérito al trabajo personal. Lo más importante de la creación del arte es el disfrute del proceso. A los artistas les encanta que admiren sus obras, pero antes de ello, las admiran ellos mismos y disfrutan creándolas, ya sea con un pincel, un martillo o una inteligencia artificial.

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