
CIBERACOSO, LA VIOLENCIA DE INTERNET
Judit prefiere mantenerse en el anonimato. Recibe veinte notificaciones. Su móvil vibra y no deja de sonar. Tiembla a cada pulso, siguen insistiendo y desbloquea la pantalla: “Mándame una foto desnuda”. Después de dos días por fin han parado. Denunció, y el acoso parece haber terminado. Continúa leyendo